Así es conocido el bar del Congreso de los Diputados (un café y un bollo a 1,15€) en honor a quien fue su fundador, Romanones, que además de conde era cojo. Romanones fue un político de talla y altura política como tercera autoridad del Reino, si bien como todos, tuvo luces y sombras, fue uno de los introductores de la pornografía en España y proveedor de la real casa.
Hoy la taberna del cojo, que fue traslada de ubicación, la regenta una experta en ocio y bares, no pudo reprimir (al menos una vez) su afición a los bares, y como algunos tiene sombras y sombras, en pleno estado de alarma, a altas horas de la madrugada fue hallada en pecado tomado quinina para cuidar su salud. Esa es la tercera autoridad del Reino y entre otras cosas regenta la antedicha taberna.
Asimismo entre sus funciones, no piensen que Armengol pone los cafés, está despachar con el Rey todo lo relacionado con la elección de un Presidente del Gobierno, en definitiva todo aquello relacionado con la gobernanza del país y el boato que ello implica. Armengol adolece de que la naturaleza, no voy a decir Dios, le haya dado el don de la elegancia y cuando uno carece de algo lo propio es dejarse asesorar, y personalmente me atrevo a pedirle, ya que nos representa, que lo haga con la dignidad del cargo que ostenta y cese a su estilista de inmediato.
Armengol es un evidente caso de suerte en la vida, apostó por Diaz y ganó Sánchez, a pesar de eso fue candidata autonómica, perdió con estrépito las elecciones autonómicas y se pudo presentar a las generales, que volvió a perder en Baleares, se acredita en Madrid como diputada del Reino, en la elección de la mesa y mediante una pataleta de Vox y el PP sale elegida Presidente del Congreso, y todo esto contra lo que piensa Sánchez ya que se postuló con su adversaria. Como decía Carrillo, quizás el diputado que vas veces invocó a Dios en sus intervenciones, “si esto no es suerte que baje Dios y lo vea”.
Después del anecdotario pasamos a la realidad, a Núñez Feijoo le faltan cuatro diputados para ser presidente del gobierno de España. Ahora anda de rondas haciendo el teatrillo correspondiente, pero seguro que tiene bien identificados quienes le pueden aupar a la presidencia. Esos cuatro votos sólo pueden salir del PNV, en primer lugar porque tienen precio (sino hablen con Mariano Rajoy), en segundo lugar en 2024 hay autonómicas en el País Vasco y si no hace algo diferente a Bildu las perderá pues parece que los filo etarras están muy por delante en los sondeos, por lo cual debe diferenciarse, y por tercer lugar el PNV es probablemente el partido más de derechas que hay en España, más que VOX, si algo han leído de Sabino Arana era entre otras cosas racista y si se le hace una buena oferta, incluso mediana, Feijoo los tendrá en el saco. El PNV necesita relevancia en el otro bloque no la obtendrá.
Por el contrario el proyecto de Sánchez por el contrario es inasumible, un gobierno que pretende que se sostenga en 25 partidos. Me encantaría que la entrevista del Rey y Sánchez, si fracasa Feijoo en su investidura, fuera retransmitida, especialmente en el momento en el que Sánchez explique al Monarca que va a pactar con republicanos que queman sus fotos y le quieren echar, con independentistas que quieren dividir el reino, que habrá en esos sustentos gente que solamente vive por y para la moqueta y que el nudo gordiano de todo ese enjambre es un señor fugado de la Justicia que está en Waterloo (fugado como un cobarde en el maletero de un coche). ¿A ese candidato debe el Rey otorgarle su confianza para que forme gobierno? ¿De verdad está obligado?
Un amigo, del que no puedo citar profesión ni ninguna identificación, dice con sorna que el problema de España es que se fusila poco; Prim, el General, decía que los problemas de España se resolvían bombardeando Barcelona cada cuarenta años. Obviamente no defiendo ninguna de las dos tesis pero cuando veo el gobernó de estos últimos cinco años y el que podemos tener en estos cuatro próximos, cuando más de ocho millones de españoles les hemos dicho que no les queremos, me siento estafado.
Saben, he vuelto con más ganas que nunca para desde mi puesto defender lo que creo o por lo que vale la pena luchar, hago mía la frase del gran Churchill, en el discurso de 4 de junio de 1940 titulado “lucharemos en las playas” que termina diciendo we shall never surrender (nunca nos rendiremos). Nunca nos rendiremos contra los que representan la división de España y que representan el comunismo, esos falsos demócratas que lo único que quieren es vivir como ricos pero no trabajar para conseguir su fortuna, sino vivir de los presupuestos del Estado.
Acabo, como a Unamuno, somos ya muchos, quizás demasiados,
“a los que nos duele España”. Pongámonos a ello todos y cada uno de nosotros.