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La sentencia de Nóos no debe usarse para cuestionar la monarquía

martes 12 de junio de 2018, 22:00h

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La sentencia del Tribunal Supremo sobre el Caso Nóos conocida este martes ha sorprendido a pocos. Salvo leves modificaciones, el Supremo ha venido a ratificar la sentencia dictada por la Audiencia de Palma en febrero del año pasado. Durante el periodo de casi tres meses en los que el alto tribunal ha estudiado los recursos presentados, la práctica totalidad de expertos judiciales que se aventuraron a pronosticar un veredicto coincidían en señalar que la sentencia conllevaria la entrada en prisión de Iñaki Urdangarín. Al final y tras una ligera reducción de pena, el marido de la hermana del Rey, ha visto confirmada una sentencia de 5 años y 10 meses de prisión, cuya ejecución le será comunicada este miércoles en la Audiencia de Palma.

Tras conocerse la sentencia, la Casa del Rey reaccionó expresando su "respeto absoluto a la independencia del Poder Judicial" sin alterar las agendas oficiales de Felipe VI y la reina Letizia. Paralelamente no han sido pocos los que se han apresurado a utilizar la sentencia para criticar la institución monárquica de la forma más previsible posible; desde la grosería más insolente al proselitismo republicano más clásico.

Está claro que los hechos ocurridos durante el periodo investigado, tal como los describe la sentencia, no deben resultar cómodos para el entorno de Zarzuela, cuya preocupación tuvo que ser grande en los peores momentos de la investigación. Urdangarín se sirvió de su posición para hacer negocios ilegales y por eso ha sido condenado. Pero emplear los delitos del marido de la Infanta Cristina para hacer tambalear la monarquía es tan burdo como inútil, aunque haya muchos dispuestos a repetir el mensaje, haciendo, incluso, falsos paralelismos con otras sentencias. De hecho, hace ya tiempo que la Corona estableció un perímetro de seguridad apartando al matrimonio Urdangarín de cualquier acto relacionado con la institución, incluidos acontecimientos familiares, y retirando el título de Duquesa de Palma a la infanta Cristina. Alejándose lo más posible de un escenario que podía poner en jaque el futuro de la monarquía.

Prácticamente cerrada ya la secuencia judicial, y por mucho que algunos quieran emplear la sentencia del Caso Nóos en beneficio de sus aspiraciones políticas sembrando dudas y cuestionando la independencia judicial, las decisiones de la Audiencia de Palma y del Supremo han venido a refrendar que los tribunales actúan bajo la estricta aplicación de las leyes sean quienes sean las personas juzgadas. El dicho que la justicia es igual para todos es un poco más verdad tras la sentencia firme de este caso.