Si solamente nos basáramos en lo que Lluis Carreras hizo como entrenador del Mallorca, no dudaríamos en afirmar que, con su fichaje, el Zaragoza se ha borrado del ascenso. Un candidato menos. No obstante cometeríamos el mismo error en el que incurrimos al aventurar el fracaso de José Luis Oltra al frente del Córdoba al cual, por el contrario, mantiene en todo lo alto y opta a la candidatura para recuperar la máxima categoría perdida. Algo extraño entre los recién descendidos, salvo clubs económicamente mejor dotados que el resto tales como el Betis o , en su día, el Atlético de Madrid.
Con los técnicos sucede con frecuencia lo mismo que con los jugadores. En todo deporte colectivo la brillantez de cada uno depende en gran medida del nivel de sus compañeros. Así se explica el bajo rendimiento de algunos futbolistas en función del equipo en el que militen. Pueden fracasar en un sitio y triunfar en otro. Diego Costa asombró en el Vicente Calderón y, en cambio, resulta inadaptable a la filosofía de juego de la Selección española.
También influye el entorno y la capacidad de aislamiento que tenga cada uno. La mayoría de directivos no resisten la intención de interferir en la labor de sus preparadores y quienes admiten la injerencia, sea por miedo o un concepto equivocado de la jerarquía, adquieren billetes para un viaje a la decepción. Aquí, los recientes ejemplos de Miquel Soler y Albert Ferrer deberían explicarse en los cursos de capacitación desde su escalón más modesto.
Pepe Gálvez y Alfonso Pérez aceptaron un reto que quizás no debieron asumir. O si. La oportunidad la pintan calva y a ella se aferran, igual que Pep Lluis Martí en Tenerife o, ahora, el Noi de San Pol de Mar, en La Romareda. Si acaso, el error parte de esa espada de Damocles que pende sobre sus cabezas y que, ya sea para tres partidos, dos o cuatro, nunca se tuvo que empuñar. Sus discípulos lo saben y a día de hoy, el manejo del grupo, ganarse su confianza sin perder autoridad y transmitir lo que uno exige y, a su vez, desprende, puntúa más que unos conocimientos técnicos y teóricos que se suponen comunes a todos o a casi todos.