La empresa Germania Airlines deja en el aire casi 350.000 plazas vendidas para esta temporada turística con destino al aeropuerto de Palma desde Alemania. La compañía se declaró insolvente el pasado 5 de febrero ante un tribunal alemán y anunció la cancelación de todas sus operaciones. La compañía ya había programado más de 745.000 plazas para 2019 con destino a nuestro país, que ahora desaparecen de manera repentina, dejando la incertidumbre de si otro operador las podrá cubrir. El crac de Germania supone un duro golpe para Mallorca donde operaban casi el 43 por ciento de sus vuelos.
El impacto de la quiebra de Germania en Mallorca no es menor, dada la importancia del mercado alemán. Un estudio de Mabrian Technologies (plataforma de análisis de datos del sector turismo) recoge que el año pasado Germania operó en Mallorca de 349.304 plazas de las 817.000 del total en España. La compañía ha venido operando principalmente desde los aeropuertos de Nuremberg, Bremen y Münster, aunque también operaba de forma importante desde otros aeropuertos, como Berlín Tegel.
Pero no solo preocupa el impacto que pueda tener la desaparición de Germania en el verano. El 40 por ciento de las plazas de Germania (382.234 plazas) se operaron en temporada baja, lo que ha supuesto un factor muy importante para la ansiada desestacionalización de muchos de los destinos vacacionales españoles. En 2018, para Palma de Mallorca, el 42 por ciento de las plazas (más de 147.000) se programaron durante la temporada baja del destino (del 1 de Enero al 31 de Abril, y del 1 de Septiembre al 31 de diciembre 2018).
Los destinos españoles más afectados por esta quiebra son los destinos isleños en Canarias y Baleares, y en concreto los aeropuertos de Palma de Mallorca (la capacidad en 2018 fue de 349.304 plazas), Las Palmas de Gran Canaria (129.407), Fuerteventura (118.122) y Tenerife Sur (95.387).
La capacidad estimada en 2019 para los aeropuertos españoles era de 745.335, con una distribución mensual y destinos similar a la presentada en el año pasado, por lo se genera una gran incertidumbre sobre lo que va a pasar con las plazas ya vendidas, a la vez que plantea un nuevo reto para los destinos que quieran recuperar la conectividad durante la temporada baja.