La Platja de Palma es una jungla

En estos días de primavera la bahía de Palma se ha convertido en una jungla urbana de obras, con trabajadores que desembarcan a las 8 de la mañana con sus cascos y equipos de trabajo dejando poco espacio de parking en las calles colindantes a las instalaciones hoteleras.

También se pueden ver grúas a diestro y siniestro que ofrecen una pintoresca imagen de ocupación y tareas aceleradas para llegar a buen puerto antes de la temporada turística. Y para finalizar “guiris” despistados que aterrizan en nuestra isla de la calma y se encuentran con las calles levantadas, obreros que llenan los cafés y un ambiente de comienzo de verano extraño y peculiar a la vez.

Que decir tiene que para el futuro de la Playa de Palma estos cambios e inversiones son positivas para los que nos dedicamos al turismo de una manera directa o indirecta. Lo que no es de recibo es la previsión de la misma y que llegue la primavera con parte de la planta hotelera abierta y que los residentes tengamos que aguantar el proceso de rehabilitación y construcción de los hoteles más los primerizos turistas que aterrizan en la isla.

Esto hace que el tráfico, las calles y la vida diaria se compliqué de manera supina, ya que si en la temporada de verano tenemos que aguantar religiosamente y respetuosamente a nuestros clientes-turistas, ahora se nos junta encima el no menos tedioso proceso de obras, cambios de imagen y subida de estrellas del resto de la planta hotelera no abierta.

Es necesario que el ayuntamiento entrante en las próximas elecciones pretenda la prosperidad a favor de los patronos hoteleros pero también dedique esfuerzos a la importancia del vecindario de la bahía de la ciudad de Palma.

Es de juzgado de guardia tener que hacer colas kilométricas para llegar a tu destino diario pasando por la jungla de obreros y turistas perdidos, autobuses en segunda línea que colapsan las calles y un sin fin de circunstancias que me alargaría el artículo tres páginas y dejaría de ser importante, para aburrirles.