El otro día escuché a un tertuliano de un debate televisivo (el TOT4 para ser más exactos) decir, así, como quien no quiere la cosa: “si es que... todo empieza con un bote de gomina”. La frase, por su sencillez, me pareció tan reveladora y a la vez, tan acertada que he decidido hacérmela mía.
La gomina, ese material icónico tantas veces relacionado con la casta y la corrupción. Ese producto para el pelo que parecía tan de derechas pero que en un abrir y cerrar de ojos está siendo un auténtico quebradero de cabeza para los de Podemos. No sé qué pensará Pablo Iglesias (él , que luce coleta sin artificios) del alcalde de su formación en Zaragoza. Pedro Santisteve, así se llama el edil que carga las facturas de gomina a las arcas municipales.
Sinceramente, no puedo parar de reir. ¡Qué ironía! Tanta lucha y tanta cruzada contra la casta (léase “gomina” en este caso) y luego quedan retratados a las primeras de cambio y precisamente por ese producto que se engancha en el pelo.
Siempre he escuchado decir que si quieres saber quién es realmente un hombre debes darle dinero y poder. A estos de Podemos estamos empezando a verles los pies... han saboreado la comodidad de algunos sillones y ya protagonizan titulares por cargar su gomina al ayuntamiento porque “deben estar presentables” o por cargar también a sus vecinos un viaje del partido. Mal vamos señor Iglesias.
Lo mismo ha ocurrido en Valencia. El alcalde de la ciudad, Joan Ribó, de Compromís (cercanos a Podemos en determinados asuntos) cargó también 7.200 euros al ayuntamiento de un viaje que nada tenía que ver con representación municipal.
Ribó es el mismo personaje que predicó, antes de conquistar la alcaldía valenciana, que iría a trabajar en bicicleta. De hecho lo hizo los dos primeros días. Cuando ya le habían fotografiado suficiente cabalgando el velocípedo, se cambió al coche oficial. Lo dicho, dale dinero y poder a un hombre... y también a una mujer. Estoy pensando en Victoria Rosel, diputada de Podemos que hace escasos dos días protagonizó titulares por increpar a un empleado del aeropuerto de Gran Canaria. La diputada exigía “de forma soberbia” (y cito textualmente las informaciones de distintos medios) que le abrieran la sala de autoridades. ¿Pero estos no eran los que no querían tratos de favor?.
Aquí, en nuestra comunidad tampoco nos libramos. De sobras es conocido el caso de la regidora de Som Palma (marca blanca de Podem), Antònia Martín, la cual becó a su marido cuando era presidenta del Colegio Oficial de Enfermeria. Este asunto no gustó a algunos de los militantes de base de Som Palma. Aún así Martín es regidora en el Ajuntament y sale a dar ruedas de prensa evitando explicar los motivos de la beca de su esposo. A mi esta falta de sinceridad y transparencia me recuerda a los tan criticados plasmas de Rajoy.
Sí señores, no se me caen los anillos por reconocer que en el PP también se equivocan. Y eso de no comparecer ante la prensa y hacer las declaraciones mediante plasmas fue un error de principiante. Pero un error equiparable a salir y escurrir el bulto como hizo Martín. Y ya no digo nada de esa entrevista que concedió en la que afirmó que ni ella le había comunicado a su marido que salía esa beca, ni su marido le dijo que pensaba presentarse. Si pudiera poner emoticonos ahora pondría el de los ojos abiertos como platos. ¿Perdón?. Ninguno de los dos se comunicó nada.
Cuesta de creer pero bueno... será que yo soy más de practicar la sinceridad con mis parejas que otras personas. Siento mucho decepcionaros a quienes aún no habéis abierto los ojos, pero esa nueva política que predican los morados y otras hierbas semejantes... no tienen nada de nuevo. Tiempo al tiempo, señores. Ya se lo he avanzado con cuatro simples ejemplos y no me cansaré de hacerlo en próximos artículos. Desengáñense, cuando acarician el poder se vuelven como tantos otros. ¡Aunque lo más espeluznante es que lo hacen en tiempo récord!.
Si gusta usted de usar gomina... ándese con cuidado, pues ya ve que los problemas pueden empezar de la forma más absurda que uno pueda imaginar.