Los medios están para contar lo que sucede. La COVID19 acapara la información desde hace un año. La evolución de la epidemia ha segado la vida de muchas personas, ha empobrecido a la mayoría y ha cambiado la forma de vivir de todos.
La pendiente de bajada de la tercera ola y la inmunización abren un escenario distinto y nos llevan a un horizonte de esperanza. En la última semana han compartido espacios y debate con temáticas que tampoco son nuevas, pero como la COVID con nuevas variantes.
Por un lado, ha vuelto como tema prevalente Catalunya. Sin entrar en opiniones y bandos, la comunidad está en caída libre desde que el secesionismo monopoliza todas las actuaciones. El tactismo se adueña de las decisiones y el desgobierno es una realidad. Los actos vandálicos que asolan Barcelona destruyen el mobiliario urbano y complican la vida a los ciudadanos pacíficos se ha exportado, de momento, a Granada, Madrid y Valencia. El móvil cambia el sustrato no. El tipo de activismo no. Las piedras, el fuego y objetivos como las entidades de crédito, las tiendas de marca y lo Cuerpos de Seguridad del Estado no.
La serpeante problemática relacionada con los políticos que nombran a los jueces que juzgan a los políticos, entra en fase de estabilización y renovación con otra intencionalidad pero con el mismo objetivo.
El endemoniado resultado electoral llevó a un gobierno de intereses partidistas, con algunos miembros paniaguados y sin competencia para realizar las funciones encomendadas, con resultados muy pobres en sus áreas y efectos tóxicos en el conjunto del ejecutivo. Se ha agudizado una oposición cainita interna en el seno del gobierno, entre comunistas y socialistas, aplaudido desde la grada por los secesionistas, que entorpece las acciones de interés general.
Sin entrar en ideologías, ni en el formato de gobierno, el resultado es una orientación equívoca que no ayuda todo lo que sería posible a la recuperación de las empresas y de las personas.
El propio debate sobre el origen de los fondos destinados a los populistas de izquierdas desde las dictaduras comunistas, sobre su legalidad en base a la ley de partidos y a la fiscalidad se ha encarnizado. En especial cuando, según la documentación aportada por el periodismo de investigación, han pasado a engrosar directamente las cuentas personales, tras haber sido blanqueados en paraísos fiscales. En este ámbito hemos acabado la semana con la variante mexicana que se diferencia de las anteriores en las que el dinero era externo, en este caso tiene como orígenes fondos de naturaleza pública españoles.
En este sentido, lo que no ha cambiado es el esfuerzo del dinero ilícito para driblar la hacienda pública desde los propios ámbitos políticos. En realidad, en el tiempo y en la misma formación política, unos invertían en Galapagar, otros en el barrio de Salamanca y unos terceros en el barrio de Chamberi.
Es indudable que la supremacía de los Pujol no está en peligro, pero si es cierto que los nuevos movimientos, los episodios más recientes están capitalizados por los neocomunistas.
En todos ellos, ahora de forma explícita y patente, el papel de la neurona va orientado a que el dinero extraviado acabe en su propio monedero.
Buen finde