El momento álgido del primer debate entre los candidatos a la presidencia tuvo lugar antes de empezar. Mucho se ha criticado la imagen de los cuatro candidatos a la presidencia del gobierno, todos varones, mientras dos mujeres pasan la mopa. La respuesta inmediata de la jauría ha sido aludir a la desigualdad de género y a la precariedad laboral. Mientras ellos debaten (también sobre temas de mujeres y de productos de higiene femeninos), afirmaban algunos encendiendo las redes, ellas limpian el suelo.
Pues no. Nada más lejos de la realidad. En este caso no vale más una imagen que las mil palabras que deben aclararla. Quien se quede en la superficie y no profundice en la cuestión extraerá conclusiones equivocadas y tomará decisiones erróneas.
La imagen de la mopa debe explicarse. Detrás de los cuatro candidatos hay una victoria de la democracia, es decir, de la igualdad de oportunidades. Sí, lo que parecía una cosa no es esa sino la contraria. Esos candidatos están ahí después de haber pasado por un proceso democrático interno. En las primarias de dos partidos se quedaron dos mujeres por el camino y fue por voluntad de sus afiliados. Y no se quedaron fuera por el hecho de ser mujeres sino porque sus propuestas no llegaron a convencer más que las de sus oponentes.
Recordemos que Soraya Sáenz de Santamaría optó a estar en el debate de la mopa pero fue Pablo Casado quien le arrebató la candidatura a la presidencia. Eso sí, en la primera vuelta ganó ella al candidato y a Dolores de Cospedal, también mujer.
Asimismo, Pedro Sánchez ganó a Susana Díaz en las primarias del PSOE.
Fueron los aparatos internos de los partidos los que auparon a los varones. O mejor dicho, a sus proyectos. Nada tiene que ver que ahí llegaran por razón de género. Podrían haber sido ellas y la foto con la señora pasando la mopa no habría dado de qué hablar, más allá de la curiosidad.
Pero es que además, la señora que abrillantaba el suelo hacía diez años que no pasaba una mopa porque es la que desde su despacho asigna los horarios del resto de la plantilla. La empresa de limpieza asegura que le tocaba limpiar a un compañero varón. Sí, varón. Porque también los hay en las empresas de limpieza.
La moraleja de la foto es que no siempre una imagen vale más que mil palabras sino que se necesita de éstas para completarla. Que en un mundo donde se da una abundancia de noticias interesadas o falsas hay que indagar y no dejarse llevar por las apariencias. Que es necesaria una cierta curiosidad para profundizar sobre cualquier tema antes de opinar. Porque una decisión basada en una suposición no contrastada puede llevar a tomar decisiones equivocadas. Algunas sin marcha atrás.