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El precio de la vivienda se dispara en Baleares

martes 25 de diciembre de 2018, 00:00h

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La vivienda en Baleares cierra el año con un aumento del número de compraventas del orden del 3,5 por ciento, y con una previsión de que en 2019 crezcan un 9,3 por ciento más. En cuanto a los precios, en las Islas se han disparado un 8,3 por ciento, tan sólo superados por las subidas de Madrid y Cataluña.

Las cifras, publicadas esta semana por mallorcadiario.com, ponen de manifiesto una recuperación importante del sector, pero despiertan muchas dudas acerca del efecto que esta situación puede tener en el sentido de dificultar el acceso a la vivienda a determinados sectores, principalmente a los jóvenes. De hecho, la mayoría de estas transacciones están protagonizadas por extranjeros, lo que alienta la idea de un mercado que cada vez más se aleja de los residentes, impulsado por fondos extranjeros con mucha mayor liquidez que los locales.

Algunos expertos consideran que existe posibilidad de repetir una burbuja inmobiliaria, de la misma manera que otros la niegan. En ambos casos, no dejan de ser previsiones sobre una misma realidad en la que todas las opciones son posibles. Una nueva burbuja inmobiliaria tendría efectos devastadores, de forma que se echan en falta actuaciones preventivas por parte de la administración que corrijan esta posibilidad.

En Baleares, la actuación de las administraciones sigue siendo insuficiente a la hora de poner más suelo en el mercado, elemento que tendría un efecto directo en los precios y la accesibilidad. El Govern enfoca buena parte del problema al desarrollo de la nueva Ley de Vivienda, con sanciones a los grandes propietarios con pisos vacíos y el intento de crear parques de vivienda de alquiler a precios asequibles. De la misma manera que ayuntamientos como el de Palma han regulado el alquiler vacacional para evitar que el centro de la capital dispare los precios sin conseguirlo.

Sea como sea, la situación no parece cambiar. Los precios siguen subiendo y el acceso a la vivienda, de compra o de alquiler, se sigue limitando a una rentas concretas. Es un marco en el que, quizá, convendría legislar en positivo en vez de insistir en la prohibición. Ello nos llevaría a reconsiderar la planificación actual, aumentar la promoción y facilitar la salida de más suelo urbano al mercado.