En estos últimos días El Mundo ha publicado las subvenciones del Govern a los medios de comunicación de Baleares. La diferencia entre unos y otros es abismal. Los que critican al Govern, como es el caso de El Mundo, se llevan migajas del reparto del pastel. Otros me imagino que no se llevan ni un euro, aunque me cuesta creer que detrás de la arbitrariedad en el reparto de las subvenciones haya revanchismo político. Me cuesta creerlo, repito, porque desde hace unos meses existe la Ley de Publicidad Institucional, aprobada por el Parlament, que garantiza que ningún medio será excluido de los anuncios del Govern. Todos los medios deben tener publicidad y lo contrario es una ilegalidad, pero mucho me temo que esta ley ha sido una coartada para seguir haciendo las cosas igual que siempre, con arbitrariedad, por amiguismo, y para castigar a los medios que no son dóciles con el poder. Ni me atrevo a pedirle al editor de este digital cuánto dinero ha recibido del reparto de subvenciones, aunque veo que otros colegas del mismo formato no han salido nada mal parados. A la directora general de Comunicación del Govern le recomiendo que vuelva a leerse la Ley de Publicidad Institucional para que se dé cuenta de que puede estar infringiendo la ley, y eso es muy grave incluso si lo hace un gobierno progresista.
