www.mallorcadiario.com

El caos se ha instalado en las consultas externas de Son Espases

jueves 24 de noviembre de 2011, 12:09h

Escucha la noticia

Las consultas externas, al menos las de Son Espases que son, desgraciadamente para mí, en las que tengo experiencia, se han convertido en un verdadero caos y mucho me temo que esta situación ha llegado para quedarse por muchos nervios, indignación o protestas que realicemos. La verdad es que hacía meses que no iba por allí, pero desde que me operaron todo ha ido de mal en peor, porque el descontrol ha sido una constante desde el principio. El especialista, después de la primera revisión, me dijo que tenía que volver en julio en agosto, pero resulta que pasaron ambos meses y yo seguía sin tener noticias del hospital, así que en septiembre decidí ir en persona a informarme porque llamar por teléfono es completamente inútil y si uno no quiere perder los nervios lo mejor es hacer una excursión al hospital en una de esas magníficas líneas de autobuses que tenemos en las que inviertes más de media hora en llegar para un trayecto de poco más de 10 minutos en coche, y eso saliendo desde el centro de Palma. Una vez en el servicio correspondiente, en el que puedes invertir tus buenos 20 minutos para llegar, como no sepas donde está o no te bajes en la parada que toca, me dieron una cita para este mes de noviembre, pese a que expliqué lo que me había dicho el médico, pero fue como las lentejas: si las quieres las comes y si no las dejas. Así que aquí me tienen, con cita para hace unos días. Y cuando la fecha se aproximaba me la cambiaron para dos días después, porque el especialista tenía intervenciones. Bueno, pensé, ¿qué son dos días cuando llevo más de cuatro meses de retraso? Así que me armé de paciencia -creo que me voy a apuntar a yoga para superar estos trances- y esperé hasta la nueva cita. Y cuando por fin llegó el día y llegué al correspondiente servicio, les juro que se me cayó el alma a los pies. Abarrotado, casi sin sitio para sentarse y a media luz, como la canción, tan a media luz, que impedía entretenerse leyendo un rato, porque de hacerlo uno se exponía a ir corriendo al oftalmólogo. La mitad de los focos apagados no sé si por ahorro o porque se han fundido y nadie se encarga de cambiarlos, pero allí estábamos, hacinados, casi a oscuras en algunos puntos, y esperando a ser llamados. Pasaba el tiempo y en mi mente resonaba la canción de Sabina. “Y nos dieron las diez y las once, las doce y la una y las dos y las tres…” Casi cuatro horas de retraso y les juro que hubo gente que llevaba esperando más tiempo y la indignación crecía por momentos. Pero, ¿saben que es lo que peor? Que cuando entré a ver al especialista, sólo estaba la mitad de mi historia clínica, faltaba todo el material correspondiente a Son Dureta? Pero no es que no estuviera informatizado, que tampoco, es que ni siquiera estaba en papel, por lo que mucho me temo que o se ha traspapelado en el cambio, o ha ido a la basura o cualquier día aparece tirado en la calle con todos mis datos clínicos al descubierto. Así que toda esta odisea para nada, porque me hace falta esa documentación y las copias que yo tengo lógicamente no las llevaba conmigo, porque son muy anteriores a la intervención, así que ahora, además de buscarla en mis archivos tengo que volver de nuevo a la consulta, esta vez a mediados de enero. Pero ya no me pillan más, ahora sí iré preparado, con linterna y fiambrera, por si siguen sin luz o me dejan sin comer.
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
11 comentarios