No hay nada más estresante que intentar tener una vida nada estresante, sobre todo en nuestro contexto actual. Como dice el prestigioso psicoanalista vasco, el Dr. Ayerra, “la vida no puede ser controlada, sino que tiene que ser aceptada en la incertidumbre que suponen sus riesgos, solo así puede ser vivida convenientemente”. Así pues, las crisis hay que afrontarlas a como una necesidad y una posibilidad así como los duelos que son a su vez perdida y reto.
La incertidumbre ligada a circunstancias psicosociales inciertas, como las que ahora estamos viviendo, es un estado cognitivo y emocional complejo y requiere de cierta sofisticación de la circuitería cerebral donde la que parte el bacalao es la diva dopamina. La dopamina es el perejil de todas las salsas :condimenta el placer, la recompensa, el sexo, el pensar en el sexo, cualquier estética agradable, cuando se coopera en las interacciones sociales, en la envidia, en los celos, en el resentimiento, en el individualismo, en el orgasmo etc . Aumenta ante las buenas noticias inesperadas y ante la anticipación de la recompensa pero eso si disminuye con las malas noticias. Hoy en España, tras el circo de la investidura que han escenificado la tribu política y que ha contaminado el espíritu navideño hay dos bandos: los que tienen la dopamina por las nubes y los que la tienen en número rojo. Por cierto no hay análisis de dopamina.
El estrés cívico al que nos han sometido algunos seudo líderes políticos a la ciudadanía en estas navidades es para vetarlos mientras vivan. En la mitad de los hogares se ha montado el Belén y no en el sentido religioso, debido a la tralla y a la brasa mediática que han amplificado hasta el hartazgo el de-sustanciamiento y la insoportable levedad de algunos políticos. De donde no hay no se puede sacar o como decía el Gallo, “lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible”. La politiquería cual tsunami que lo arrasa todo sigue aumentando nuestro estrés social y sigue sobrecargando nuestra carga alostática, que tarde o temprano nos pasara factura. Los políticos siguen generando una y otra vez una cascada de malentendidos y conflictos sociales. No nos lo merecemos.
Una película que recomiendo ver y que simboliza la escenificación de la recua política es “Cuando ruge la marabunta”. Un recurso para lidiar con lo que se nos avecina es la esperanza, la dignidad que atesoramos y optimizar nuestra neuroplasticidad. Esto ninguno de los seudo líderes nos lo pueden quitar. Otro recurso para mitigar el efecto del estrés que hemos estado sometidos es la actividad física regular, nuestro cerebro necesita hacer de forma continua, flexiones cognitivas y físicas, ya que mejoran nuestra resiliencia. Y por último, como consejo para no poner en riesgo su salut mental, realicen una abstinencia absoluta de la temática politiquera de las prescindibles televisiones, redes sociales y medios. Con esto cuidaran sus gasolinas cerebrales.
Ya saben en derrota transitoria pero nunca en doma.