Palma vive la peor oleada de quema de contenedores de su historia. En año y medio, han ardido en la capital cerca de 400 unidades, con el riesgo que conlleva para las personas y el inmenso daño a las arcas públicas que implica, ya que cada uno de ellos cuesta mil euros. Además, hay que añadir cientos de miles de euros en daños al resto de mobiliario público así como a vehículos, motocicletas y fachadas particulares. Un auténtico agujero negro de dinero.
En todo este tiempo, la Policía Nacional y la Policía Local de Palma han destinado cuantiosos y valiosos recursos humanos y técnicos para dar caza a sus autores.
De momento son seis las personas arrestadas, a la espera de la detención del responsable -o responsables- de los últimos tres ataques que se han producido en la madrugada del lunes después de que mallorcadiario.com publicase una entrevista con el Inspector Jefe del Grupo de Atracos de la Policía Nacional, Eduardo Pérez, en la que advertía que no dejarían un solo pirómano sin arrestar.
La investigación sigue su curso y los deseos de todos los palmesanos es que los autores caigan, como ya ha ocurrido con todos los anteriores. El mismo alcalde de Palma, José Hila, se ha sumado a las palabras del Inspector con un claro mensaje a navegantes: “No pararemos hasta detener a todos los pirómanos, espero que acaben en la cárcel”.
No obstante, y hasta que ese momento llegue, es justo realizar un reconocimiento público a la inmensa labor de los policías que conforman estos dispositivos especiales. Agentes que, de manera diligente y callada, dedican día y noche a las tareas de seguimiento y vigilancia de nuestras calles y plazas, así como al estudio de imágenes y entrevistas con testigos, para pillar a quien decide quemar lo que es de todos y ponernos a todos en peligro.