Sé que soy un cansino y que siempre hablo de lo mismo, pero... no lo puedo remediar.
Estuve hace unos días en la inauguración del nuevo Hotel OD Port Portals, todo estaba perfecto, su música, sus cócteles, sus camareros perfectamente uniformados, audiovisuales,..., pero algo fallaba, eran los invitados, o mejor dicho, los outfits de los invitados. Allí había una mezcla alucinante: vestidos de fiesta, largos, cortos, hippies, hombres con bermudas, chanclas, camisetas,... Yo aluciné!
De repente, y para rematar, me encuentro a un conocido y me dice:
- Y tú, vas a una boda?
Mi cara, y los que me conocen lo saben, era un poema; no necesito hablar, mi cara lo dice todo.
-No!
Contesté yo.
- Voy a una inauguración. Y tú, a dónde vas? ¿ A la playa? Porque a una inauguración no se va con camiseta.
En mi opinión, es muy importante ( lo sé, soy muy drástico) un dresscode. Me es indiferente si pone cóctel, largo,..., básicamente, traducido, significa ¡Arréglate!
Está claro que si no lo dices, te arriesgas; en cambio, si lo pones en la invitación, seguro que será inferior el número de invitados que no lo respeten; además, luego puedes decidir si dejarlos, o no, pasar.
El otro día en Pacha, estaba yo en la puerta y unos turistas iban en bañador, bikini y las bolsas de la playa,...,lo nunca visto, a las 2 de la madrugada. Y, curiosamente, se sorprenden porque no les dejan pasar. OMG!
Cambiando de tercio, ya que mencioné anteriormente las camisetas, quiero aclarar una cosa:
Hay gente que a la hora de arreglarse se pone la camiseta de marca, dígase Prada, Dsquared o Perico de los Palotes. Ahí dejo mi comentario:
"Una camiseta de marca viste igual que una camiseta de propaganda; simplemente es eso, una camiseta!"
Andrés Llompart
