TOMÀS IBARZ. El Consejo de Ministros ya no tardará mucho en decidir qué hace con el marrón que le ha mandado el rey desde la Zarzuela. Algo habrá que hacer con el Fortuna, que sigue en el dique seco en Porto Pi a la espera de destino.
Todo el mundo se ha apresurado a lanzar propuestas. Incluso se ha propuesto que el yate sea devuelto a quienes hicieron el regalo al monarca. Sin embargo, a todos nos han enseñado que los regalos no se devuelven, y menos usados.
Lo más lógico parece ser sacarle provecho al asunto e intentar sumar una pequeña fortuna de este asunto. Unos cientos de miles de euros parecen asegurados si se saca a la venta. ¡Es el Fortuna del rey!!!.
En ese caso, lo que debería ser innegociable que lo que entre en caja se revierta direntamente en la isla, y que tenga un destino estrechamente ligado al turismo, porque del mundo turístico salió la mayor parte del dinero aportado para hacer el regalo.
Dejar, por ejemplo, en manos del Ayuntamiento de Palma a qué dedicar ese dinero. Propongo que, se quien sea quien gestione los recursos que pudiera producir la transacción convoque un concurso de ideas.
¿En qué invertiría usted ese dinero, que sea provechoso para la imagen tuírstica de la ciudad?