Estaba oyendo "La Fábula de los Tres Hermanos" (1977), sin duda alguna una canción para debatir y filosofar sobre la vida y la muerte, una canción de Silvio Rodríguez Domínguez, cantautor, guitarrista y poeta cubano, exponente característico de la música de su país surgida con la revolución cubana, y la letra es especialmente interesante, actual y describe casi milimétricamente la comedia bufa que desde hace tres meses nos están interpretando Pablo Manuel Iglesias, Albert Rivera y Pedro Sánchez.
La canción de forma esquematizada para los que no la conocen trata de tres hermanos:
El primer hermano siempre va mirando al suelo (esclavo de la precaución), encorvado no llega lejos con su corta visión, es el hiper-precavido.
El segundo hermano va siempre contemplando el horizonte, mirando hacia arriba, no mira el día a día y vive cayéndose de bruces, es el idealista-soñador.
El tercer hermano, por último, va siempre con una pupila arriba y la otra abajo, o sea una mirada extraviada, un ojo puesto en todo, que al final, ya ni sabe lo que ve, es el controla-todo.
Encaja perfectamente la definición con las posturas que están adoptando los tres protagonistas del histórico desencuentro que protagonizan los tres nombrados.
Según dijo el propio autor en una entrevista concedida a la revista La Cigarra: “Esta canción, fábula, trata de los ideales que uno tiene y los sale a buscar... y de los muchos obstáculos que se pueden hallar en el camino, haciendo que muchas veces no se llegue a la meta prevista. La historia de cada uno de los hermanos refleja un deseo similar, pero caminos y decisiones diferentes, con errores diferentes que al final llevan a un mismo resultado, con ligeras variaciones. Es un juego con esas fábulas infantiles donde siempre hay una enseñanza obligatoria. Fue un poco pa joder, pa jugar. Pero yo veo una salida, dos hermanos son extremistas, el tercero ve la salida pero tiene que pagar un precio, queda bizco, pero es el que llega más lejos.”
Pienso que la moraleja de esta fábula puede tener dos versiones: una moraleja pesimista: no importa la actitud que tengas, nunca vas a llegar a lo que te propongas, y una moraleja realista: la vida es un balance, no puedes ir solo de idealista ni tampoco solo vivir de precauciones, y una actitud mezclada tampoco es buena en el sentido de querer controlarlo todo.
Los tres hermanos tienen el mismo objetivo de descubrir y fundar, pero los tres lo hacen por si solos, por lo que pienso que el autor lo que quería dar a entender es que la unión hace la fuerza, por lo que sí lo tres hermanos se hubieran unido en la aventura de descubrir y fundar probablemente lo hubieran hecho ya que todos se hubieran apoyado el uno al otro.
En el caso que nos ocupa, además de ser cierta la fábula de la canción, ocurre que los protagonistas tienen objetivos diferentes y hasta a veces contrapuestos.
Pedro Sánchez, desde su posición de partido de izquierdas más votado, quiere formar un gobierno que eche de una vez al Partido Popular a la oposición y para ello sabe que tiene que unir, olvidar lo que les separa de los otros dos partidos y presentar un programa, un proyecto de gobierno de mínimos que elimine en todo lo posible las políticas aplicadas los últimos cuatro años que han provocado más desigualdad, más pobreza, menores servicios públicos y una corrupción galopante e indecente.
Albert Rivera quiere además de tocar poder, desde su ambición no disimulada, suplantar al Partido Popular en el centro derecha del espectro político español, por lo que está dispuesto a abandonar ciertos principios neoliberales pero sin traicionar a los poderes económicos que le han ayudado a ser lo que es.
Pablo Manuel Iglesias, desde su auto complacencia, su insolencia, desde el ¡hoy quiero, mañana no!, lo que le interesa sobre cualquier otra cosa es hundir a Pedro Sánchez, por lo que hará imposible un acuerdo de gobierno con el PSOE porque su única preocupación es superar, el "sorpasso", a los socialistas en votos. Está dispuesto a lograr ese objetivo por encima de todo, lo que impedirá a este formalizar una opción alternativa de gobierno.
Parece que el fracaso es inevitable, ¡si?, ¿no?, o ¡perhaps, perhaps, perhaps!, como dice la canción