La extra de Navidad
martes 10 de diciembre de 2013, 16:05h
En los años 60 y 70 mucha gente tenía la costumbre de hacer regalos, en la época de navidades, a los que les prestaban un servicio. Es lo que seguimos conociendo como el aguinaldo. En Palma, aun recuerdo como los conductores depositaban cajas con alimentos, botellas, e incluso animales vivos a los pies del Guardia Urbano que ordenaba el tráfico en las principales intersecciones de Palma. O cuando venia el cartero o el butanero, era costumbre darles algo para que pasasen las fiestas. Al resto de mortales que trabajaban, les llegaba la paga extra de Navidad. La historia nos cuenta que es una tradición milenaria. Que primero fue el pueblo, el que agasajaba con presentes a los poderosos. El Renacimiento, sobre todo en Francia con los étrennes, consagró la costumbre de recibir regalos o dinero por estas fechas. De ahí la costumbre cada vez más olvidad de regalar cestas o cajas con productos de navidad a los trabajadores y colaboradores de la empresa.
La sociedad actual, super consumista, ha convertido la extra en la oportunidad de gastar sin freno toda esa paga. O consumes o no eres feliz. O compras y te lo gasta, o no estas vivo. En el modelo actual de empresa, se pagan solo 12 mensualidades. Ya no hay pagas extras, sino están contempladas en convenio. A excepción de los trabajadores y los funcionarios públicos que se quedan sin paga cuando el Gobierno lo dice, pasándose el convenio, que es ley, por el arco del triunfo. De su Triunfo.
Mientras haces cuentas para llegar a final de mes, la tele y las calles se llenan de mensajes para que te gastes lo que no tienes. Para que le saques humo a la tarjeta y el año que viene ya veremos, Dios dirá.
Tanmateix, que decimos en Mallorca, sino te lo gastas en Navidad, te lo gastarás en Reyes.
Por cierto, esta paga, la de Navidad no tiene nada que ver con Franco. Esa es la del 18 de julio, que rejuveneció hasta el 24 de junio. Esa si es una paga política.