Muy a mi mal pesar y el de muchos equipos directivos este mes de octubre no veremos incrementada nuestra nómina tal y como pensábamos. La ilusión nos ha durado exactamente un año y medio, fecha en la que el Govern aprobó la carrera profesional docente. Fue ahí cuando nos creímos el engaño de ese acuerdo. Pero como muchas ocasiones, la normativa también tiene su letra pequeña. Un negro sobre blanco que ni tan solo los que vanagloriaron este acuerdo se dieron cuenta.
No dedicaré estas líneas a juzgar las intenciones de los redactores de ese acuerdo: Govern y sindicatos. Lo que sí voy a hacer es juzgar los hechos. Y éste es que el texto que debería colocar a los equipos directivos en el lugar que se merecen no lo ha conseguido. Son muchos los jefes de estudios adjuntos, jefes de estudios, secretarios y directores que se van a quedar vestidos y sin euros.
Y aquí no se trata de pelear una cantidad económica, mayor o menor. Se trata de luchar por la dignificación de la función directiva, es decir, se trata de luchar por lo que iba a suponer esta parte de la carrera profesional para todas esas personas que dedican su vida a la gestión de los centros educativos. Prueba de ello, es que muchos concursos de dirección quedan vacantes. ¿Por qué será? Pues porque los complementos económicos no alcanzan a compensar la carga de responsabilidad que tiene formar parte del equipo de dirección en centros educativos con muchos problemas que sobrepasan lo educativo.
Volviendo al tema, ahora que se ha abierto el melón del error, la pelota está en el tejado de la administración que tiene que arreglar el desaguisado de los anteriores gestores educativos. Y los sindicatos no han tardado ni un minuto en tirarse tierra encima para decir: “Donde dije digo digo Diego” y ahora se suman a las reivindicaciones de los equipos directivos para que todos entremos a cobrar esta parte no consolidable.
¿Cómo va acabar esta historia? Pues iniciando nuevamente la rueda de la negociación. Reivindicaciones de los equipos directivos, mesas sectoriales, acuerdo de consell de govern y otros tantos meses para volver al punto de partida. Ciertamente es una lástima que acabemos convertidos en títeres de políticos y sindicatos que en el mejor de los casos perdieron la noción del campo de batalla de las aulas tiempo atrás para degustar la plàcida comodidad de una moqueta.
Y mientras unos se rompen el alma para que los alumnos progresen otros contribuyen a que lo que promulgan las leyes quede en algo efímero e irreal. Y como siempre digo, evidentemente, otra educación es posible.