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La deriva política del GOB le aleja del ecologismo

lunes 27 de agosto de 2018, 22:00h

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El Grupo Balear de Ornitología y Defensa de la Naturaleza (GOB) ha vuelto ha protagonizar un hecho polémico que pasa factura a la hasta ahora sólida reputación como entidad ecologista de referencia en las Islas. El presidente del GOB, Amadeu Corbera, ha reproducido en su cuenta de Twitter burlas hacia la mujer agredida en Barcelona por retirar lazos amarillos de la vía pública. Corbera ha difundido chascarrillos que trivializan o ponen en duda la agresión.

Sin entrar en la naturaleza del suceso (sin posiciones, opiniones en caliente ni partidismos), lo que no puede ser considerado más que como un lamentable error de Corbera perjudica seriamente al GOB. Corbera es muy libre de expresar aquello que considere (que sea de buen o mal gusto es asunto suyo), si bien su calidad de presidente del GOB y, por tanto, responsable de lo que es un importante lobby de presión medioambiental, desaconseja este tipo de comportamientos. Corbera también se ha permitido sugerir que aquellos que no entiendan el catalán “se larguen de Mallorca”. Ambas cuestiones no casan en absoluto con lo que debería ser la función del GOB.

El GOB ha marcado hitos en la sociedad balear. Aún se recuerdan las movilizaciones que permitieron salvar la isla de Dragonera de la construcción. Pero la entidad ecologista no puede vivir del rédito de tiempos pasados. La deriva política del GOB les puede llevar a alejarse de buena parte de la sociedad. Pretender que el ecologismo es una prerrogativa exclusiva de la izquierda nacionalista es un grave error. La entidad se ha caracterizado en los últimos meses por sus críticas furibundas al turismo, al fondeo de embarcaciones en las praderas de posidonia, a la construcción de carreteras... En diversas ocasiones se ha permitido dictar al Consell de Mallorca la política que debía llevar a cabo mediante comunicados beligerantes. Los lazos e identificación del GOB con el independentismo y la izquierda más radical pueden ser lícitos (cada uno se maneja cómo quiere en su casa). Lo que suponen es una ruptura de facto con aquellos que, preocupados por el medio ambiente, piensan de otra manera y que se ven excluidos de la que era una entidad a la que se le suponía transversal.

El giro hacia tales posturas se ha visto acentuado en el último año con la llegada a la presidencia de la entidad de Amadeu Corbera, musicólogo, profesor del Conservatorio y controvertido activista. Corbera protagonizó un encontronazo con un joven exalumno menor de edad del que dijo en redes sociales y de forma pública que tenía un “trastorno” y que “no da para más” porque discrepaban en opiniones políticas. También ha sido condenado por “delito de desobediencia grave” debido a su implicación en un altercado con la Guardia Civil durante una protesta por la visita a Bunyola del por entonces presidente del Govern, José Ramón Bauzá.

Siendo lógica la función de lobby de presión en el orbe político del GOB, la radicalidad y parcialidad de sus últimas acciones bajo la presidencia de Corbera le aleja del necesario papel que una entidad defensora del medio ambiente debería ostentar, un papel por encima de colores políticos.