La devastación provocada por la DANA en la Comunidad Valenciana ha desencadenado una respuesta sin precedentes de solidaridad y ayuda en toda España. También la ciudadanía de Mallorca y del resto de Baleares ha respondido rápidamente a la solicitud de asistencia a los damnificados.
Organizaciones como la ONG Inca Solidaria han movilizado una respuesta masiva, recaudando más de 100 toneladas de donativos en alimentos y productos de higiene y limpieza para apoyar a las personas afectadas, quienes deben hacer frente a la pérdida de sus hogares, apagones y daños generalizados en infraestructura y servicios básicos.
La magnitud de la tragedia requería una respuesta institucional rápida y sólida. El pasado domingo, durante la visita de los reyes Felipe y Letizia a Paiporta, acompañados del presidente Pedro Sánchez y el presidente autonómico Carlos Mazón, se evidenció la indignación ciudadana por la lentitud en la respuesta oficial inicial. La rabia y la frustración se puso de manifiesto y se reflejó el sentir de muchos vecinos afectados.
Las autoridades han tomado nota de la enorme desesperación que se apoderó de los damnificados
Sin embargo, aquellos incidentes, con episodios de violencia que hay que condenar, parecen haber sido un punto de inflexión en la gestión de la crisis. Las autoridades han tomado nota de la enorme desesperación que se apoderó de los damnificados y ante la presión social, el Gobierno central ha respondido con decisiones de gran trascendencia, imprescindibles para avanzar hacia la normalización de la situación.
Este martes, tras la reunión del Consejo de Ministros, Sánchez anunció una serie de medidas inmediatas, incluida la declaración de zona catastrófica para las áreas más afectadas, junto con el despliegue de 10.000 efectivos adicionales en la región para colaborar en las labores de rescate, limpieza y reconstrucción.
La ayuda solidaria de comunidades autónomas como Baleares evidencia la empatía y la unión que surge en tiempos de crisis, con ciudadanos y organizaciones civiles que se movilizan para ayudar en lo que pueden.
Ante una catástrofe severa, esta ola de solidaridad y la actuación conjunta de sociedad civil e instituciones públicas resultan fundamentales para ofrecer un alivio concreto y construir una esperanza de recuperación para Valencia y sus habitantes.