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La Copa del nuevo rey

Por Marilena Estarellas
domingo 03 de agosto de 2014, 14:50h

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Este año como viene siendo habitual por estas fechas la bahía de Palma se viste de largo y se llena con las velas de la 33 edición de la Copa del Rey. Pero, no obstante, este año empieza un nuevo ciclo para la Copa del Rey de vela, ya que estrenamos nuevo Rey.


Como bien decía el presidente del Real Club Náutico de Palma el otro día, hay que agradecer a la familia real todo su apoyo y soporte al mundo de la vela balear, ya que sin ellos no hubiéramos cosechado los éxitos que se han dado y hemos vivido en todos estos años.

El nuevo Rey que es un buen navegante y amante del mar desde su niñez tal como nos consta a todos. De él se espera que las responsabilidades derivadas de su nuevo cargo no le hagan perder esa pasión por el mar y la navegación, ya que en sus manos está buena parte de las expectativas y ambiciones de la vela balear. Y digo buena parte, porque, evidentemente, la vela balear se hace y crece con los regatistas de base que navegan día y noche, verano e invierno y hacen que exista una cantera en la que todos los amantes de los deportes náuticos tenemos puestas muchas expectativas. Mejor dicho, en las manos del nuevo Rey quedan las ambiciones del club náutico y su entorno, que podrían ver mermada su gallina de los huevos de oro si este nuevo Rey dejara de lado esa afición a la vela por seguir a la Reina a través de las montañas y valles de la verde Asturias.

Es una buena noticia que continuando con la tradición, el Rey haya anunciado que pasará unos días en Palma y que competirá en la regata que lleva su nombre. Pero no debemos olvidar que el Rey no le debe nada a esta isla y después de los líos en los que las convulsiones y luchas políticas de la propia isla han metido a buena parte de su familia, con razón o sin ella, es de agradecer que siga al pie del cañón sin rechistar.

 

En cambio, y es de comprender, que a la Reina no le agradé tener que aparentar y ceder a las presiones de unos y otros para continuar agradando a los patronos de la isla, viéndose obligada a comprometer sus vacaciones y tiempo libre participando en unos eventos náuticos en la isla que ni le van ni le vienen.

 

Es un buen momento para llamar a la reflexión, a que impere la cordura y el sentido común, cosa que de hoy en día no es muy abundante en la sociedad y mucho menos en el mundo mediático y político. Debe hacerse lo posible y lo imposible para que el Rey siga disfrutando de sus vacaciones en Mallorca y debe hacerse desde el sentido común y tragándose lo que haya que tragarse para conseguirlo. La repercusión que la presencia del Rey otorga a esta isla no se puede conseguir de ninguna otra forma.

 

 
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