La comunicación según Isern

El alcalde de Palma, el señor Mateu Isern,  me reveló hace unos meses en una audiencia privada en la que yo trataba de convencerlo de que nos concediera una entrevista para Onda Cero, cosa que no hacía desde hacía desde el inicio de su mandato, tres cosas que me ayudaron a entender el complejo universo mental de  nuestro alcalde:

PRIMERA REVELACIÓN. “Yo no necesito propaganda”, me dijo Isern para justificar el no conceder entrevistas a los medios que no considera de cabecera. Es tal el grado de desconocimiento del alcalde y su equipo de qué es la comunicación institucional que confunde el muy democrático ejercicio de ponerse ante un micrófono y responder a las preguntas de periodistas y ciudadanos, con la propaganda política. No fui capaz de sacarlo de su error, ni de que entendiera que una entrevista concedida unos días antes de nuestro encuentro a un diario en la que únicamente se hablaba “de lo suyo”, es decir, de su continuidad o no en política, no es que fuera propaganda, es que era onanismo puro. Y un error tremendo de cara a los ciudadanos.

SEGUNDA REVELACIÓN. “No lo estaremos haciendo tan mal cuando salgo tan bien en las encuestas”, me añadió, confirmándome así que su grado de autosatisfacción era total ya que las encuestas que su diario de cabecera publica, y que yo recomiendo digerir con cierta precaución, le daban una alta valoración.  Nuestro alcalde está convencido de su gestión ha sido impecable en todos los aspectos y lo confirma escuchando orgulloso el soniquete de sus palmeros.

TERCERA REVELACIÓN. “Cuando me interese tu opinión, te contrataré como asesor”, me escupió el alcalde cuando intentaba que entendiera por qué su estrategia de comunicación al no conceder entrevistas a la mayoría de medios de comunicación era nítidamente errónea. Así es nuestro alcalde, como bien saben quienes lo conocen en la distancia corta: autosuficiente y siempre encantado de haberse conocido. A alguien que es un recién llegado a la política, y que siempre se ha vanagloriado de ello, no le interesa lo más mínimo lo que le pueda decirle el director de un medio de comunicación con cinco lustros de profesión a sus espaldas.

Mateu Isern se nos va y confío que con él se vayan sus palmeros.  Y es una pena porque creo que Isern hubiese podido ser un gran alcalde. Sin embargo nuestro alcalde ha sido víctima de un ego engordado por un entorno inmediato tan adulador como torpe que no le ha hecho ningún favor y que le llevó a pensar que él estaba muy por encima del partido que le puso en la alcaldía.

Tras las elecciones de mayo, dado que Isern no es candidato a la elección, tendremos nuevo alcalde y espero que nuevas maneras de gestionar la comunicación de Cort  después de cuatro años de despropósito. Confío por el bien de la salud democrática de la ciudad en que vivo que el próximo alcalde o alcaldesa al menos, entienda que dar la cara ante los ciudadanos no es una elección, sino una obligación. Y que hay que hacerlo tanto personalmente dejándose ver en la calle, como a través de los medios de comunicación.  Para eso necesitará mucho sentido común y un buen asesoramiento en materia de comunicación. Algo que no ha tenido el bueno de Mateu Isern.