![perros](/wp-content/uploads/2015/05/perros.gif)
Ni lo saben ni lo han buscado pero son una pieza fundamental en los operativos de los cuerpos policiales. Son los perros de la Guardia Civil en las islas, una decena en total, y expertos en
estupefacientes, explosivos y rescates. "Ha participado en multitud de operaciones pero quizás, la más estresante de todas, fue la de la búsqueda de Malén Ortiz", explica a
mallorcadiario.com el guardia civil guía de Tequila, una pastora alemán de un año. "Cada segundo que pasaba, se complicaba todo un poco más. Lógicamente a ellos también les afectaba la presión, el trabajar a contracorriente, con la prensa encima durante tantos días seguidos", agrega.
![perro3](/wp-content/uploads/2015/05/perro3.gif)
La búsqueda del
chimpancé Adán es la más reciente pero hay más episodios que los orgullosos guías destacan de sus agentes de cuatro patas. Por ejemplo, el
derrumbe de un edificio en Palma hace seis años que dejó siete muertos y en el que también hubo que tirar de las habilidades de estos perros para hallar víctimas.
Y también en montaña. Los números de r
escates en la Serra de Tramuntana hablan por sí solos y no solo es necesaria la actuación del GREIM y el helicóptero. Por tierra, las narices de estos perros son decisivas, especialmente en días de frío o calor extremo en los que hay que encontrar a las víctimas cuanto antes.
"Ellos llegan donde nosotros no podemos por una simple cuestión de incapacidad sensorial", continúa explicando. "Se trata de detectar perros con ciertas cualidades, trabajarlas y potenciarlas". Evidentemente, todos tienen los sentidos más desarrollados que los humanos "pero al igual que nosotros", prosigue, "cada uno tiene un carácter y no todos servimos para lo mismo".
Las razas más propicias para estas labores: el pastor alemán, el pastor belga y el golden retriever.
Sammy, un precioso pastor alemán nacido hace cuatro años en Polonia, se dedica a la detección de estupefacientes. En el aeropuerto, en nuestros puertos, es uno de los responsables de que los traficantes no cuelen grandes cantidades de droga a través, por ejemplo, de dobles fondos de coches.
Claro que nada de ello sería posible si no fuese por la labor constante y diaria de sus guías. "Hay que tener paciencia y no desesperar", explica uno de ellos. "Es evidente que no se puede razonar con ellos, somos nosotros los que tenemos que trazar la estrategia para que entren al juego y lo hagan bien".
Un juego para estos especialistas caninos que cambia la vida de las personas. Aunque no sean conscientes.