Las personas inteligentes que consiguen mantener la calma ante una situación de presión solo contemplan una respuesta al intento de chantaje: la denuncia. Es cierto que, para tomar esa decisión, a la inteligencia y la serenidad hay que sumar una cierta valentía para soportar las consecuencias si el chantajista cumple su amenaza. Por eso dice el refranero popular que más vale una vez colorado que ciento morado.
Cuando te extorsionan, un análisis frío te indica que no hay razones para concluir que quien es capaz de coaccionarte una vez no lo vaya a hacer más veces si mantiene esa posición de poder sobre ti. Si el chantajista tiene éxito a la primera será fácil que encuentre motivos para seguir obteniendo beneficios de la situación. Dicho de otro modo, es difícil pensar que un tipejo sin escrúpulos solo se va a comportar como tal una vez en su vida.
Existe un problema añadido. Si la cesión al chantaje es públicamente conocida estás mostrando a otros el camino a seguir para relacionarse contigo. Por desgracia, el copyright de las pateras lanzadas sobre las costas españolas no lo tiene en exclusiva Marruecos. El desembarco en un solo día en Baleares de seis pateras argelinas con un centenar de migrantes en ellas es algo más que un aviso. El paraíso de Formentera les queda a 200 kilómetros.
Arantxa González Laya fue destituida como ministra de Asuntos Exteriores a petición del pequeño sultán. Sánchez entregó su cabeza como si esta mujer fuera la responsable del error que supuso meter en España de tapadillo al líder del Frente Polisario. Estoy seguro que lo peor para ella no fue el cese, sino tener que desfilar por los juzgados protegiendo con su silencio al autor del despropósito, o sea, su ex-jefe.
Unos meses después llegó el giro radical de Sánchez en el asunto del Sáhara, sin encomendarse a nadie y con la oposición de todos los partidos con representación en el Congreso de los Diputados, incluida la mitad del PSOE que protestó sin levantar demasiado la voz para que Pedro I el Cruel no se enfadara. Y eso que a Francina Armengol hace tiempo que le tomó la matrícula.
Que de semejante volantazo ejecutado por un político tan cortoplacista como Sánchez no hayamos conocido aún ningún beneficio para nuestro país es como mínimo sospechoso. Lo que sí comenzamos a saber es la factura que nos va pasar Argelia, un país que puede mostrarse con nosotros tan beligerante o amable como Marruecos, según le convenga.
El equilibrio con nuestros vecinos del sur nunca fue fácil. La rivalidad entre ellos es histórica, pero desde 1978 todos los inquilinos de la Moncloa habían conseguido mantener una cierta equidistancia: los dos de la UCD, los dos del PSOE y los dos del PP, incluso con episodios por medio tan tensos como el de Perejil. Todos… hasta que llegó Sánchez y el tablero saltó por los aires.
Preside el Gobierno de España una persona que no tuvo inconveniente en acceder al cargo apoyado por partidos cuyo proyecto político precisa de un Estado débil para poder doblegarlo. A partir de la moción de censura que ganó, Sánchez ha mostrado unos límites morales difusos para mantenerse en el poder, por decirlo de una manera suave. A pesar de esta evidencia, sería maravilloso poder valorar un solo argumento diplomático, uno solo, que justificara la urgencia del cambio en la posición sobre el Sahara Occidental. De momento solo nos podemos agarrar a la hipótesis del robo de información del móvil del presidente, que él mismo hizo público en una decisión insólita a nivel mundial.
Ahora tenemos al ministro de Asuntos Exteriores corriendo por Europa como pollo sin cabeza para intentar arreglar el desaguisado que nos plantea Argelia suspendiendo las relaciones comerciales. José Manuel Albares es un diplomático de carrera con pinta de empollón que hasta ahora pasaba por ser un profesional eficaz en lo suyo. Pero en estos momentos se le ve sudoroso al hombre, achicharrado por el bandazo y la improvisación de un jefe que no tiene inconveniente en jugar con las cosas de comer de todos los españoles en su propio beneficio.
Sánchez tituló su biografía política 'Manual de resistencia'. Es el relato de un superhéroe capaz de sobreponerse a toda adversidad para vencer a los malos. Por su belleza y donosura podría haberse encarnado en Superman, pero su acreditada humildad le impide ir de guapo por la vida. Así que eligió a La Cosa, el hombre roca de los Cuatro Fantásticos que simboliza una fortaleza pétrea ante los enemigos. Pero creo que con el tiempo Sánchez se va pareciendo más a la Antorcha Humana, porque todo lo que toca lo calcina. Veremos si de esta crisis no sale chamuscada también Armengol para regocijo de los discursos xenófobos en Baleares.