El Ayuntamiento de Palma ha dado luz verde a la compra del edificio de Gesa mediante fondos europeos Next Generation. Cort presentará un proyecto para conseguir una subvención de 10 millones de los 25 que cuesta financiar la compra del edificio con la intención de convertir la antigua sede de Endesa en un equipamiento cultural de nivel internacional.
El alcalde de Palma, Jaime Martínez, anunciaba este viernes el plan para que la compra sea efectiva antes de final de año, ya que es uno de los requisitos para obtener la subvención de la Unión Europea. Martínez espera formalizar el acuerdo con Endesa este trimestre, para que la compra, prevista por los citados 25 millones -10 procedentes de fondos Next Generation y 15 en compensaciones-, sea efectiva antes de que acabe 2024.
El proyecto no sólo permitirá revitalizar un espacio en desuso durante años -en una de las zonas más privilegiadas de la capital-, sino que también fortalecerá la posición de Palma como epicentro cultural y turístico en la región.
En plena fachada marítima, el edificio de Gesa, es una de las imágenes más fotografiadas de la ciudad desde su inauguración en 1977; un icono visual que muchos tachan de aberración arquitectónica mientras que para otros representa uno de los más claros ejemplos locales de arquitectura moderna y que por ello debe ser protegido.
Sea como fuere, la obra del arquitecto José Ferragut lleva abandonada más de 15 años, tras un largo periplo judicial en el que la propiedad inicial de Endesa pasó a ser de la constructora Nuñez y Navarro, posteriormente del Ayuntamiento de Palma y finalmente, por sentencia judicial, nuevamente de Endesa, Todo ello después de la revocación del plan urbanístico de la fachada marítima y la declaración del edificio en 2007 como Bien de Interés Cultural por parte del Consell de Mallorca. Una declaración que impide no sólo derruirlo sino también reconvertirlo en pisos, en oficinas o en un hotel, ya que no se puede alterar ni la fachada ni la distribución interior de espacios.
De esta forma, el nuevo plan puede, por una parte, resolver el destino final del edificio y, por otra, dotar a la capital de una infraestructura cultural de gran nivel, impulsando la candidatura de Palma como capital Europea de la Cultura en 2032, y aumentando su competitividad en el sector del turismo de congresos, ya que se halla en plena fachada marítima, junto al Palau de Congressos y cerca del futuro distrito digital del Nou Llevant. Hacerlo, además, con el menor coste para las arcas públicas resuelve de manera óptima un problema que ha estado enquistado demasiados años.
Ahora, la idea es que la parte administrativa se formalice a lo largo de 2024 para poder acometer la remodelación el año que viene y que el nuevo museo pueda abrir sus puertas en 2027, convirtiéndose en un espacio dinámico donde converjan la historia y la creatividad.