www.mallorcadiario.com

La agonía de PIMEM

jueves 28 de agosto de 2014, 18:59h

Escucha la noticia

El hecho de que los 700 afiliados de restauración de PIMEM hayan decidido abandonar la organización constituye un durísimo golpe para esa histórica patronal. Primer perdió a los comerciantes de PIMECO, ahora se le van los restauradores. En conjunto son el grueso de una PIMEM que ha entrado en una alarmante fase de agonía.

Esta nueva escisión se produce en una época de doble crisis para esta patronal. Por un lado ya no es lo que era el chorro de ayudas públicas a las organizaciones patronales. Por el otro hay que añadir una crisis económica que iniciada en el segundo semestre del 2008  ha supuesto un duro golpe para la inmensa mayoría de los pequeños empresarios.

Son conscientes de que han de reaccionar abandonando los lastres de un pasado que comenzó con muchas ayudas públicas  con el advenimiento de la democracia y ha terminado con deudas cada vez más angustiosas. Han de asumir un futuro en el que han de saber defender sus intereses como un colectivo combativo y donde sus representantes den el callo en todo momento ante el poder político y ante quien sea.

El ambiente de entendimiento y de fusión flota sobre todas las organizaciones patronales, incluyendo la CAEB. Es necesario para todos ellos reducir costes. Los amplios aparatos organizativos de antaño ya no se pueden mantener.  Y esta nueva realidad también incluye a la Cámara de Comercio, de naturaleza semipública y que tiene grandes dificultades jurídicas para intentar articular una convergencia orgánica con las patronales privadas. Pero las estrategias conjuntas acabarán imponiéndose por pura necesidad.

La clave está en superar y dejar atrás  las estructuras desfasadas, ancladas en el siglo pasado, y que ya no pueden adaptarse a actual dinamismo donde todo lo que deja de moverse acaba por fenecer. Es el caso de PIMEM y sus lastres inasumibles.

De hecho, los restauradores miran con buenos ojos una convergencia con los comerciantes. Pero desde la agilidad, la reducción de costes y asumiendo con coraje las ventajas que implica no depender como antes de las generosas instituciones. Pero para este nuevo estadio del desarrollo empresarial hacen falta líderes valientes, ágiles y con las ideas claras.

Es el signo de los nuevos tiempos, donde ya no caben montajes caducos y carcomidos por el conformismo. Los restauradores lo tienen claro. Por eso dan el portazo en busca de aire fresco.