Hemos sido testigos de la preciosa fiesta que le han preparado sus empleados...
Yo no sabía nada de la misma. Ha sido una fiesta sorpresa —recalca con una expresión llena de agradecimiento—.
Se notaba el gran cariño que sienten hacia usted...
Más allá de esta fiesta, lo único que puedo decir es que estoy muy orgulloso del personal de Hipotels, pues tengo un personal que no es que sea sólo bueno, sino que es inmejorable.
Hay trabajadores que han estado toda su vida en Hipotels...
Así es. Hay muchos empleados que empezaron a trabajar en nuestra cadena con 15 o 16 años y que se jubilaron aquí con 65 años. Incluso hay algún empleado que se ha jubilado con nosotros a los 75 años.

¿Cuál diría que es el eje de su libro 'Juan Llull, una vida'?
Estrictamente son unas memorias. El libro comienza diciendo: "Nací el día 16 de febrero de 1935 en Son Servera". A partir de ahí, narra mi vida y mi trayectoria profesional.
¿Lo ha escrito pensando en que podría servir de inspiración a otros emprendedores?
No, no, esa no es la razón por la que lo he publicado. Lo he escrito sobre todo para que mis nietos puedan conocer mejor lo que ha hecho su abuelo.
"El libro 'Juan Llull, una vida' son unas memorias, en donde hablo de mi vida y de mi trayectoria profesional"
¿Qué queda hoy de la Mallorca de su infancia y juventud?
Queda muy poco. Han cambiado muchos lugares de la isla, que ya no son como eran entonces.
¿También ha ocurrido esto en las zonas rurales?
Sí. Una parte de la payesía ha desaparecido, porque a pesar de que el payés trabaja siempre de sol a sol, le cuesta mucho poder sobrevivir.
¿Empezó usted ya directamente en la hostelería?
No. Empecé con los negocios del campo, luego me dediqué a la venta de material de construcción y finalmente entré ya en el mundo de la hostelería a finales de los años sesenta. En este último ámbito, inicialmente era socio de tres hoteles. Poco después, en 1970, hice mi primer hotel en propiedad, el Hipocampo, en Cala Millor.
¿Qué fue lo que le motivó a entrar en el sector turístico?
En un principio, pensaba que dedicándome a este sector tendría algo más de tiempo libre que cuando me dedicaba a la venta de material de construcción, ya que entonces trabajaba desde que salía el sol hasta que se ponía, sábados incluidos. Y los domingos preparaba las facturas de lo que había hecho a lo largo de la semana.
Entiendo, sí...
En aquella época, veía que los hoteleros trabajaban aquí siete meses al año, por lo que entonces pensé: "¿Por qué tengo que trabajar yo todo el año, si los hoteleros viven mejor que yo?" —sonríe—. Así que levanté mi primer hotel, con la idea de que estuviera abierto sólo seis meses al año.
"Empecé con los negocios del campo, luego me dediqué a la construcción y finalmente entré ya en el mundo de la hostelería"
¿Y fue así realmente?
Bueno, el primer año actué así, pero luego me cansaba de no hacer nada. Por ese motivo, al cabo de poco tiempo alquilé dos hoteles y cada vez me fui involucrando más y más, hasta llegar al momento presente, en que tengo 90 años.
¿Sigue aún en activo?
Sí, así es. Cada día los primeros que llegamos aquí a la oficina somos el vicepresidente de Hipotels, Gabriel Abraham, y yo, y también somos los últimos en irnos.

¿Se ha puesto algún límite en ese sentido a corto o medio plazo?
No, yo seguiré viniendo hasta el último día, porque me encuentro muy cómodo aquí.
¿Qué le impulsa a seguir yendo cada día a su oficina en lugar de descansar o viajar?
La verdad es que me hace falta. Si alguna vez viajo, cuando regreso a la isla siempre pienso en lo bien que se está en Mallorca y en lo bien que estoy en Cala Millor.
¿El turista de hoy es igual al de hace cincuenta años?
No, no lo es, pues conforme ha ido pasando el tiempo los turistas han ido pidiendo cada vez más. Es normal. Pero no sólo ha ocurrido con los turistas, sino también con todo el mundo.
"Cada día los primeros que llegamos aquí a la oficina somos el vicepresidente de Hipotels y yo, y también somos los últimos en irnos"
¿Cuál fue el motivo por el que decidió expandir Hipotels a Andalucía y a Canarias?
Bueno, pensaba que en Mallorca había ya suficientes plazas hoteleras y, por otra parte, no había solares libres en la isla, por lo que decidí construir hoteles también en Andalucía.
¿Cuántos hoteles tiene hoy en total su cadena?
En Mallorca hay 20 en total, 18 en Cala Millor y dos en la Platja de Palma. A lo largo de los últimos treinta años sólo hemos levantado dos hoteles en la isla. No hemos hecho más. Hemos optado, en cambio, por comprar hoteles que ya existían y que estaban bien situados. Por lo que respecta a Andalucía, allí tenemos siete hoteles, mientras que en Canarias contamos con otros dos establecimientos hoteleros. Además, tenemos uno en México.
¿Cree que hay un exceso de plazas turísticas en Mallorca?
Considero que a día de hoy hay bastantes plazas turísticas en Mallorca. Pero a mí no me preocupan las plazas turísticas de calidad, sino las que no son de calidad. En ese sentido, los hoteles que no saldrán adelante serán los que están mal situados o que no hayan sido reformados.
¿Piensa que el sector turístico seguirá siendo el motor de nuestra economía en el futuro?
Yo pienso que sí. Mallorca es mucha Mallorca. Tenemos buen clima, buenas playas, buenos servicios. En la isla lo tenemos todo.
En Hipotels ya hay una segunda generación familiar gestionando la cadena...
Así es. Mis tres hijas se dedican también a la hostelería. Siendo aún adolescentes, empezaron a trabajar ya en nuestros hoteles dos o tres meses al año, coincidiendo con la llegada de cada verano. La verdad es que estoy muy orgulloso de las tres, porque son muy responsables.
"Estoy muy orgulloso de mis tres hijas, porque son muy responsables"
¿Les da algún consejo de vez en cuando?
Sí, les sigo dando consejos a mis hijas y lo cierto es que me hacen bastante caso, porque, gracias a Dios, no me he equivocado mucho a lo largo de mi trayectoria profesional.
¿Hay ya una tercera generación que está llamando también a la puerta?
Bueno, mis nietos son aún muy jóvenes, pues el mayor tiene 15 años de edad, pero ya hay dos que dicen que quieren ser como el abuelo.
¿Cómo fueron sus inicios como emprendedor, antes de dedicarse a la hostelería?
Empecé sin pedir ningún crédito al banco. El primer crédito que pedí a una entidad bancaria fue cuando hice mi primer hotel. Hasta ese momento no había pedido nunca ningún crédito a nadie.
Es algo muy poco habitual...
Cuando hice mi primer hotel, yo tenía unos solares en donde poder construirlo y tenía también el 80 por cien del dinero que costaba edificarlo. En total, pedí en aquella ocasión cinco millones de pesetas al banco.
¿Y qué le dijeron?
Me dijeron que si necesitaba diez millones de pesetas también me los dejarían, pero yo les dije que con cinco millones era suficiente. De hecho, nunca he recibido un "no" de ningún banco. Y, además, ningún banco ha mandado nunca en esta casa —sonríe de nuevo—.