El director general de IB3, Andreu Manresa, compareció este jueves en el Parlament y aseguró que en el ente público que dirige no ha habido “favoritismos”. Sucede que quien debe dar explicaciones es el diputado que está bajo sospecha, Alberto Jarabo, acusado por una diputada que hasta hace pocos días pertenecía a su propio grupo parlamentario, Montse Seijas. Y sucede también que en este preciso momento, existen más sombras y dudas sobre Alberto Jarabo, secretario general de Podem Illes Balears, que sobre Xelo Huertas, Montse Seijas o Daniel Bachiller, a la vista de las informaciones que van apareciendo en los medios de comunicación de una presunta actuación en beneficio de un empresa privada, su antigua productora Quindrop.
Procede, pues, en este punto de la polémica, que Alberto Jarabo se replantee su continuidad en la comisión parlamentaria de control de IB3, pues mal puede él, en el actual contexto, controlar la gestión de IB3 de forma independiente y rigurosa, dada su presunta vinculación con la productora Quindrop, de la que él fue accionista hasta poco antes de entrar en política. Difícilmente puede él controlar el devenir de la radiotelevisión pública con las informaciones que van apareciendo sobre un presunto trato de favor a Quindrop.
Lo prudente en este caso es que Jarabo deje la comisión de IB3, aunque sea de forma temporal, y sea sustituido por otro diputado de su grupo parlamentario, pues su continuidad en esa comisión acrecienta las sospechas y lleva a la inevitable pregunta de “¿quién vigila al vigilante?”. Son muchas las dudas que él, y no Andreu Manresa, debiera despejar compareciendo ante los medios de comunicación y respondiendo a todas las cuestiones que se están planteando. Y entretanto, dejar la comisión de IB3 por una elemental higiene democrática.