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Isern, se va un buen alcalde

martes 21 de octubre de 2014, 19:42h

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Pese a que ha elegido el momento más inoportuno para anunciar su renuncia, apenas un cuarto de hora después de que Bauzá terminase su discurso en el Parlament, Palma pierde un buen alcalde. Mateu Isern es ejemplo de buena gestión y de dedicación a la ciudad. Nadie le podrá achacar jamás que no haya dedicado a su misión pública hasta la última gota de su sudor y hasta el último gramo de su talento. Lo ha dado todo por Cort, aunque no haya sido suficiente para repetir.

Y no lo ha sido porque le reprochan no haber dedicado suficientes esfuerzos a las labores de partido. El sol del servicio público le ha cegado a la hora de afrontar la otra cara de la política democrática: estar mucho más cerca de la organización que le ayudó a llegar al poder. Isern alcanzó novato las elecciones el 2011. Consiguió un resultado espectacular, tal vez en parte fruto de la pureza que exhibía. Y se puso a trabajar con absoluta dedicación y energía sorprendente. Le faltó sólo la mano izquierda de todos los que han navegado durante años entre los entresijos de un partido político, conocedores a la perfección de sus códigos internos. Pero eso no le ha impedido ser un excelente alcalde.

El problema es que es preciso conocer a la perfección como funciona una estructura jerárquica. Cuando ésta chirría, sea por lo que sea, al final es la cúpula, y concretamente su presidente, el que impone su jerarquía. Esa ha sido la principal disfunción para alguien que impuso su deber de alcalde a cualquier otra consideración.

Isern continuará con elegancia y caballerosidad hasta el final de su mandato. Ha afirmado que se deshará a la hora de apoyar a la nueva candidata. Esta postura le honra y, al fin y al cabo, demuestra el cariño que siente por el PP. Comentario aparte merecen los trece concejales que le han dado y le dan su apoyo. En estos momentos es una incógnita si formarán parte de la nueva lista electoral. En este sentido, el PP debe primar que continúen los que lo han merecido por el trabajo desarrollado más allá de si han sido o no parte del equipo del alcalde saliente.

Mateu Isern deja un buen recuerdo en la historia de Palma, de una ciudad sabia y vieja, fundada en el 123 antes  de Cristo. Al final serán los palmesanos, a la hora de pasar por las urnas, los que juzguen si ha sido para el PP un acierto o un error  no haber demostrado más aprecio hacia Isern. Al final, es la gente quien da o quita razones.