Isern, alcalde y caballero
jueves 04 de septiembre de 2014, 14:13h
Con sus últimas declaraciones, Mateu Isern ha dado una lección de señorío y de saber estar al ponerse a disposición del partido (tanto de Palma como de Madrid) a la hora de que decidan si ha de optar a la reelección como primera vara de Cort. En su haber cuenta con una mayoría absoluta espectacular el 2011 y con una buena gestión a lo largo de estos años. Pero es incuestionable y evidente en estos momentos es que el potente aparato rodriguista de Palma y la dirección regional del partido apuestan por otra candidata, la actual delegada del Gobierno, Teresa Palmer.
Es una posición incómoda para Isern. Y es precisamente en las coyunturas complejas cuando se ve talla de las personas. El alcalde se mantiene firme en su puesto, sometiéndose a la organización interna del PP, pero sin rezumar ni un gramo de desprecio, ni una gota de hiel, ni una mota de displicencia hacia los que no le quieren. Todo lo contrario. Ha tenido palabras de noble elogio hacia José Ramón Bauzá y de comprensión y mano tendida hacia su gran adversario palmesano, José María Rodríguez. Ha puesto al proyecto por encima de las personalidades pero alabando a los que llevan en la actualidad el peso del Govern y del PP. A su vez, ha mostrado su gran cariño hacia el partido y hacia la militancia de base, de la que se siente respaldado.
Quienes discrepen con la candidatura de Mateu Isern Estela le podrán achacar los defectos que quieran (todavía no está claro cuáles son), pero lo indudable es que no podrán criticar jamás ni su grandeza personal ni su impecable estilo, forjado sin duda desde niño en una familia de categoría, que hace del respeto y la tolerancia su divisa en toda actividad pública.
A su vez, también el president Bauzá está demostrando un exquisito tacto en este asunto. Su relación con Isern será mejor o peor, pero lo indudable es que en sus manifestaciones públicas ha demostrado también un encomiable señorío. La responsabilidad de Bauzá es enorme, ya que también tiene que mantener el equilibrio con el potente aparato del PP Palma. El president tiene que ser doblemente político en esta cuestión, como altísimo cargo institucional y como jefe del partido. No lo tiene fácil. En todo caso, lo evidente es que se trata de un pleito entre caballeros, es decir, con educación, con clase y con elegancia.