¿Interesa el Mallorca?

Resulta paradójico iniciar un artículo con esta pregunta cuando uno está escribiendo sobre el Mallorca, pero llegados a este punto esa es la reflexión.  El proceso de descomposición del club va a tal velocidad que por el camino, al margen de perder valores, ha perdido lo más importante: su masa social. Muchos el sábado eligieron quedarse en casa, otros ni tan siquiera vieron el partido y los hubo que aprovecharon el 1-2 para subirse pronto al coche y largarse a ver el derbi entre el Madrid y el Atlético. ¿Interesa de verdad el Mallorca?

El gazapo ante el Recre, unido al desastre de la Copa, las palabras de Aouate, el eterno proceso de venta, el estado del césped, las maniobras de Cerdà para despedir empleados, el deterioro de Son Bibiloni o las dudas de Karpin, han dejado a la SAD al borde de la muerte.

Lo peor es que la situación no tiene una solución sencilla, por cuanto el aficionado tiene poco que hacer más que expresar su lamento y disconformidad, algo que ha hecho en numerosas ocasiones. El hincha se pregunta qué será lo próximo mientras se aleja de la realidad del equipo, que tampoco muestras síntomas de vigor. La imagen de Pep Lluís Martí con el rostro desencajado y guantes en mano tratando de detener un penalti es muy gráfica. Demasiado.