Inmigrantes contra la migración

Hace pocas semanas un inmigrante afincado en Mallorca desde hace más de 20 años me dijo que no entendía porque el Gobierno dejaba entrar a tantos inmigrantes en nuestro País y que era necesario poner solución inmediata para impedir su entrada masiva.

No sé desde que momento (al margen del aspecto jurídico) un inmigrante deja de serlo para convertirse en autóctono y defensor a mayor abundamiento, de la privación de derechos a inmigrantes recién llegados o por llegar.

Es curioso cómo cambia la perspectiva según estemos instalados en el mapamundi más arriba o más abajo de esa raya imaginaria a partir de la cual uno se siente más o menos poderoso, más o menos afortunado más o menos inteligente e incluso, con más o menos derechos que los demás.

Cuando un inmigrante devenido autóctono, descuidando su origen, carga contra otros que como él han tenido que partir más o menos corriendo de su lugar de origen para intentar tener otra vida, no puedo evitar sentir vergüenza ajena. Para tratar el tema migratorio bastaría con visualizar esa raya imaginaria subiendo y bajando del mapamundi, antes de tomar ninguna decisión del tipo que sea, incluso la de hablar.

Europa debería abordar la crisis migratoria no como un problema relativo a espacio y recursos de todo tipo, sino además, como una oportunidad para enumerar todo aquello que no quisiéramos vivir, los europeos, si en alguna ocasión tuviéramos que huir de nuestra Europa segura y acogedora. Los planteamientos del que huye y del que recibe son sin duda distintos y por tanto un ejercicio de empatía redundaría en beneficio de todos.

No hay que confundir sin embargo empatía con el abanderamiento de problemas sociales y de esta crisis en especial, de la que hacen uso quienes confunden criterio y posicionamiento político con lo que debería ser simplemente, un posicionamiento más humano.