Según el IBFamilia, la conciliación "aparece principalmente como un problema de tiempo, de estrés y de percibida o real incompatibilidad entre las exigencias del trabajo profesional y las necesidades de la realidad familiar". En este sentido, ha subrayado la escasez de tiempo para cuidar y educar a los hijos, tiempo para atender las personas mayores y dependientes a cargo, y tiempo para atender las tareas del hogar; como consecuencias, aumento de estrés, tensión y conflictos familiares e incremento de enfermedades físicas y psíquicas.
"En la competitiva sociedad actual, las familias tienen dificultades evidentes para hacer compatibles los requerimientos del ámbito laboral con las aspiraciones del propio proyecto de vida", han lamentado.
"ARREGLOS PRIVADOS" PARA CONCILIAR
IBFamilia ha denunciado que "para muchas familias, conciliar significa todavía encontrar arreglos privados, en permanente revisión, frente a las demandas contradictorias del mundo del trabajo y de la esfera doméstica".
Como ejemplos, ha señalado el retraso de la maternidad (en Baleares a los 31,21 años); la disminución del número de hijos (de 1,35 en 2009 a 1,25 en 2018); y el recurso a la ayuda de otros familiares, "sobre todo de las abuelas" (sólo el 8 por ciento de familias utilizan servicios para cuidados de los hijos).
Además, otro recurso de las familias para afrontar la conciliación es la reducción de la jornada laboral "lo que suele llevar consigo la reducción también de ingresos, de posibilidades de desarrollo y carrera profesional". Según ha detallado IBFamilia, el 4,6 por ciento de mujeres en Baleares tienen jornada reducida.
Por ello, el instituto ha alertado de que el peso de estas soluciones "recae mayoritariamente en las mujeres", mientras que la participación de los varones en las estrategias familiares es "aún muy escasa en términos comparativos".
Para la asociación, las políticas de conciliación "deberían comenzar por averiguar cuáles son, de hecho, las necesidades y demandas concretas de las familias hoy".