Hay que felicitarse por el principio de acuerdo que parecen haber alcanzado los trabajadores de la empresa Lumsa, concesionaria del servicio de limpieza viaria de Manacor, con la empresa para poner fin a la huelga salvaje que desde el jueves día 14 venían llevando a cabo. Era absolutamente inadmisible la situación de basuras e inmundicias desperdigadas por todo el término municipal, básicamente porque los huelguistas se negaron a cumplir con los servicios mínimos establecidos por el ayuntamiento de la capital de la comarca del Llevant, en pleno mes de julio y con una alerta por ola de calor decretada desde el domingo. Los trabajadores calificaron de abusivos los servicios mínimos y fueron ellos quienes deciden los contenedores que serían vaciados y los que no, erigiéndose en juez y parte. El Ayuntamiento que preside el ‘popular’ Pedro Rosselló, por su parte, amenazó con sancionar a la empresa, lo cual era una evidente medida de presión encubierta por su negativa a ceder más allá de un exiguo incremento salarial del 1%, aunque según parece los trabajadores han acabado aceptando sólo dos décimas más (un 1,2%), seguramente por la presión de la conselleria de Treball y del Ayuntamiento de Manacor, presentes en la última reunión.
La situación no podía alargarse más porque ya era insostenible, con una huelga brutal que ha tomado por rehenes a los ciudadanos, una vez más, y donde los huelguistas no han cumplido con los servicios mínimos establecidos por la autoridad local, lo cual debiera estar castigado severamente por la Ley. Manacor y Porto Cristo -y por extensión toda Mallorca- se han visto en un estado deplorable, lo que ha afectado negativamente a la vida de los ciudadanos y también a la imagen turística del municipio, algo que no debiera salir gratis a sus responsables.