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Hoteles como casas cuartel

Por Joan Miquel Perpinyà
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jmperpinyamallorcadiariocom/10/10/25
miércoles 13 de abril de 2022, 08:56h

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Los hoteleros son empresarios que algunos siguen caricaturizando burdamente como aquellos potentados que visten frac, chistera y un enorme puro en la boca, como si fueran John D. Rockefeller, cuando un altísimo número de ellos son propietarios de uno o dos establecimientos familiares. Potentados entrampados hasta las cejas con el banco y trabajando a destajo para sacar adelante el negocio, crujidos a impuestos y ecotasas para sufragar conciertos de los 40.

Ahora los hoteleros ya no compran sólo hoteles. También compran edificios de apartamentos cerca de sus establecimientos para poder facilitar vivienda a sus trabajadores de temporada. No les queda más remedio porque si aquellos se tienen que buscar la vida por sí solos, pues no vienen porque no les sale a cuenta.

Trabajar en la hostelería pronto se convertirá en algo así como ser guardia civil, donde la Benemérita proporciona –en la medida de las posibilidades, que siempre son pocas– vivienda a sus agentes porque de otro modo, nadie querría ir destinado a aquellos puestos donde el acceso a la vivienda es más escaso y más caro.

Hace muchos años los hoteles disponían de habitaciones para el personal, habitualmente aquellas que por su estado o ubicación no querían sus clientes. Se las daban a ‘Kelly’, recepcionistas, cocineros y camareros, que se daban con un canto en los dientes por no tener que buscar alojamiento y por poder ahorrarse un dinero.

Como se ve, vamos para atrás como los cangrejos. Pero las autoridades nos escarnecen entregando unas catorce o quince llaves de viviendas de alquiler social cada trimestre en toda Baleares, cuando la demanda ronda las 5.000 personas sólo en Mallorca. Porque ahora de lo que se trata no es de solucionar este enorme problema que compromete, según leemos en la prensa, la temporada turística por falta de personal. Ahora se trata de hacer propaganda de adjudicaciones raquíticas de viviendas que sólo solventan el problema de forma residual.

De todos modos, lo que se plantea ahora en Mallorca ya lo vienen haciendo la mayoría de hoteles en Ibiza, pero ahora ni siquiera eso soluciona el problemón, porque que los temporeros turísticos dispongan de una cama por cuenta de la empresa –que está por ver que no se lo descuenten de la nómina– no es plan de vida para nadie.

¿Quiere alguien vivir allí donde trabaja? Excepto los guardias civiles, no. Y no todos, claro.

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