La iniciativa del fiscal Anticorrupción
Pedro Horrach de pedir al Tribunal Superior de Justicia de Valencia la imputación del expresidente Francisco Camps y de la alcaldesa Rita Barberá en el
caso Nóos supone, en la práctica, una decidida acción para arrancar el
caso Nóos, con su principal imputado Iñaki Urdangarín, al juez instructor
José Castro, que es quien ha llevado el peso de la investigación desde que se convirtió en pieza separada del sumario Palma Arena.
Horrach, que ya se opuso a la imputación de la
infanta Cristina que ya había ordenado Castro y consiguió que la Audiencia de Palma le diese la razón, da ahora un nuevo paso para apartar al magistrado de la investigación de la Familia Real. Si Nóos parte hacia Valencia la situación dará un giro radical. En medios políticos y jurídicos se comenta que la instrucción podría acabar en manos de un nuevo magistrado de corte conservador que quitaría mucho hierro al desarrollo del sumario. En este sentido, la imputación de Camps y Barberá no supondría un agravamiento del caso, sino todo lo contrario.
A diferencia de jueces y magistrados, que tienen un control prácticamente absoluto de los casos que instruyen, los fiscales, que representan la acusación pública, están sujetos a una férrea estructura jerárquica. En la cúpula se encuentra el fiscal general del Estado, que es designado por el consejo de Ministros. De esta forma, y si el Tribunal Superior de Justicia de Valencia así lo estimase conveniente, una decisión de origen político podria llevar Nóos a una situación cercana a la vía muerta.
En su escrito, Horrach defiende que el caso no puede dividirse en dos a causa de la ramificación valenciana, ante la posibilidad que se produjesen "dos fallos contradictorios". La cuestión de fondo es de una trascendencia política enorme: la reunión que mantuvieron en el palacio de la Zarzuela Iñaki Urdangarin y su entonces socio Diego Torres con Francisco Camps y Rita Barberá el 29 de enero del año 2004. El encuentro versó sobre la celebración de un congreso en Valencia sobre deporte de élite. De este encuentro se derivarían indicios de posibles delitos de malversación, prevaricación y falsedad documental.
Horrach presenta argumentos aparentemente de mucho peso. Pero la realidad es que Castro puede quedarse muy pronto sin caso.