Hay que evitar la huelga de Emaya

Las aguas bajan turbias en Emaya. Los representantes de los trabajadores quieren huelga para finales de julio, cuando Palma estará llena de turistas. El alcalde Isern ha reaccionado con prontitud llamando a la cordura y la sensatez en un conflicto que puede reportar muchos más perjuicios que beneficios a esta empresa municipal y, sobre todo, al conjunto de la ciudad.

En principio parece más que chocante esta postura de extrema dureza de los representantes de los trabajadores. Tanto que hace sospechar, tal vez, que en el trasfondo de este conflicto hay disfunciones políticas junto a las reivindicaciones laborales. Pero eso importa poco a los ciudadanos, que quieren tranquilidad en época veraniega. Y también a los empresarios, que desearían más armonía y menos crispación en lo más álgido de la temporada turística. Si hay tensiones internas en Cort no deben traducirse jamás en problemas en la calle. Sería intolerable.

No puede decirse que Emaya tenga una tradición de empresa conflictiva. Sus empleados han sabido responder casi siempre con profesionalidad y con vocación de servicio a la ciudadanía. Es extraño que ahora haya tanta radicalidad, en buena parte desmesurada.

Lo más importante es que hay tiempo todavía para llegar a un acuerdo. Hay varias semanas de margen y deben aprovecharse para sellar la paz. Es muy posible que se consiga. Por el bien de todos.