“¡Qué lástima, pero adiós! Me despido de ti y me voy” (Julieta Venegas).
Hasta aquí ha llegado mi colaboración en Mallorcadiario donde, sin faltar a la cita, he dejado mi grano de arena los últimos 427 sábados. Desde mi estreno en esta sección aquel 13 de agosto de 2016 han pasado más de 8 años.
Ha sido un placer colaborar en este medio y hacerlo crecer con mi punto de vista sobre la realidad, personal y diferente al del resto de un grupo de ilustres opinadores.
Mis opiniones han estado presentes en 8 de los 20 años de historia de este diario digital. Opiniones que nunca han sido manipuladas, coaccionadas o censuradas, cosa que confirma que Mallorcadiario es un diario que fomenta la libertad de expresión y es uno de los grandes de las islas.
Volviendo la vista atrás puedo decir que mi iré con la cabeza bien alta si alguien en algún momento se ha parado a reflexionar con lo que leía de mis opiniones y se ha convertido en mejor persona o ha mejorado su conocimiento sobre un tema.
Me voy satisfecho si a alguno de ustedes les he aportado algo.
He enfocado mi temática en lo que he querido pero, sobre todo, he intentado aportar conocimiento sobre temas de Economía, Bitcoin, política o algún tema personal que les he querido compartir.
Mi enfoque crítico, más o menos bien argumentado, ha tenido como objetivo persuadir al lector para que compre mi idea. Todos queremos estar en lo cierto, pero ustedes son muy sabios y a veces habrán visto un punto de vista diferente. Si he conseguido desarrollar su mente crítica, me doy por satisfecho. Estamos en un país sumiso y, como he dicho a veces, narcotizado. Todo atisbo de empleo de la materia gris para compartir o rechazar argumentos es más que bienvenido.
El mundo de aquél agosto de 2016, cuando empecé a escribir, era muy diferente a este 2025 que vamos a estrenar.
Era un mundo más inocente y mucho menos woke que empezaba a levantar cabeza tímidamente de los coletazos de la crisis económica de 2008, más tardía en España. Nadie podía suponer que en 2020 íbamos a sufrir uno de los experimentos sociales a nivel mundial más brutales, con el cierre de países enteros y economías por los suelos, como fue la pandemia.
No se sorprendan si les digo que fue un experimento porque el tiempo ha dado la razón a quienes fuimos críticos con cómo se desarrollaron los acontecimientos y las medidas que se tomaron. Nunca se olviden que llegaron a prohibir la entrada a locales a quienes no se hubieran vacunado. Una vacuna que empleaba una técnica experimental, que con una dosis iba a bastar para vencer el virus y que quienes no se inyectaran iban a morir. Una vacuna que no fue debidamente testeada y que, de manera engañosa, se nos dijo que iba a evitar el contagio. Y lo de las personas mayores en las residencias, cuyo protocolo de actuación se llevó por delante gran cantidad de vidas, es para investigar a fondo.
Visto en perspectiva, no me sorprende tanto lo que pasó cuanto qué harán con los resultados en crisis futuras que será más gordas, como ya han anunciado. Hasta le han puesto nombre: Enfermedad X.
Si con una coordinación ejemplar de los medios de comunicación y gobiernos mundiales, orquestados por la Organización Mundial de la Salud marcando protocolos de actuación que nadie cuestionó, nos hicieron creer que un pangolín fue causante de parar el mundo y nos metimos en casa durante casi dos meses y salíamos a aplaudir a las ocho, qué no conseguirán con algo que no se esfume como un virus sino que sea más duradero. Se llame enfermedad X o el cambio climático causado antropogénico.
Este 2025 se presenta lleno de dudas económicas con Alemania como motor de Europa gripándose y quedándose sin la fuerza de antaño. España, mientras tanto, se encuentra a la cola de la Unión Europea en nivel de pobreza.
Seguiremos siendo más pobres con una inflación (recuerden que es acumulada) que no acaba de bajar y a nivel local, los precios de la vivienda en las ciudades seguirán subiendo porque no hay oferta ni obra proyectada capaz de asumir la demanda. Las políticas de limitación del precio de la vivienda volverán a fracasar y los jóvenes se tirarán en masa a alquilar habitaciones o compartir casa.
A nivel macroeconómico, marcará la línea el nuevo gobierno de Trump en su misión de pacificación mundial en cuanto a guerra física, pero recrudeciendo la guerra comercial con su aplicación de aranceles.
Será el año de acorralamiento del dinero en efectivo y entrada en producción de alguna CBDC perteneciente al banco central de algún país, aunque auguro que correrá sobre una blockchain que nadie se espera pero que sorprenderá por su elevada escalabilidad, muy por encima del resto. Como les digo siempre, la utilidad vencerá a la especulación.
Tengo la extraña intuición de que 2025 será el año en el que conoceremos quién se encuentra detrás del pseudónimo Satoshi Nakamoto, mostrándose una fuerte evidencia, no como la del documental de HBO.
Ya saben que, a veces, analizo las señales de las élites mostradas en las portadas de sus revistas de cabecera. Ya tienen disponible la de The Economist (The World Ahead 2025) con imágenes en clave que muestran a los principales políticos, el ojo que todo lo ve, llamaradas solares y una inyección que podría representar una vuelta a la vacunación. Todo ese cuadro se encuentra presidido con Saturno en la cúspide. Esperemos que no sea para devorar a sus hijos.
Gracias por acompañarme estos años y les deseo una Feliz Navidad y que el 2025 venga cargado de éxitos personales y profesionales para cada uno de ustedes.