La cárcel puede ser más dura para las mujeres que para los hombres. Así se puede interpretar del hecho de que todas las mujeres se encuentran internas en un mismo módulo, sin que se realice clasificación en atención a su comportamiento y delito, algo que sí es posible para los hombres. Así se desprende de lo explicado por el director del Centro Penitenciario de Palma Gustavo Villas en un encuentro celebrado en el Colegio de Abogados de las Islas Baleares.
Como consecuencia de ello, presas violentas, toxicómanas, enfermas mentales conviven con otras con buena actitud a todas las horas. Para las mujeres no existe un módulo de respeto en el que se pueda estar si se acredita buen comportamiento. Para mostrar gráficamente lo que significa la situación, Villas ha comentado que “Nos encontramos con gente muy bien educada que tiene que sentarse a comer en la mesa con otra con peores modales”.
Villas ha mostrado su pesar por esta situación al admitir que es una “espina que tiene clavada” puesto que la realidad de espacio y presupuesto no permiten realizar una separación de acuerdo a la realidad de cada caso. La consecuencia es que, para las mujeres, estar en la cárcel supone una doble pena: “Las mujeres son las que peor lo pagan”, ha lamentado Villas.
El interés y preocupación del director del centro por solucionar esta circunstancia es evidente y en la actualidad la solución, en muchos casos es proceder a un traslado a otro centro o bien hacer uso de la enfermería.
Preguntado concretamente por el caso de Maria Antònia Munar, Gustavo Villas ha afirmado que “tiene un comportamiento excelente” y que “no recibe ningún trato de favor”.