El Real Mallorca se ha despedido hoy de la temporada 2016/17 y del fútbol profesional en un partido en el que se ha sometido al juicio de una afición airada después de que el equipo consumara el descenso a Segunda B hace una semana en su visita al Mirandés. Al inicio del encuentro una enorme bronca se ha dirigo hacia el palco con gritos de "fuera, fuera" y no pocos insultos. Algunos jugadores han recriminado a la afición. No había nada en juego contra un Getafe que necesitaba de un empate para apuntalar la tercera plaza. El resultado 3-3 ha sido los menos destacado; todos los focos apuntarán al palco y la grada.
Gritos de "jugadores mercenarios" y "dimisión, dimisión" ha sido el sonido constante en Son Moix, donde unos 3.000 aficionados han acudido a presenciar el último partido del Mallorca en Segunda división.
El último partido del curso en Son Moix ha sido también el más incómodo para Maheta Molango y Javi Recio, señalados como los dos grandes responsables del descalabro. El martes descartaron dimitir en una comparecencia pública poco convincente en la que anunciaron un proyecto deportivo que “compita” sin comprometerse a buscar el ascenso, por lo que previsiblemente serán la diana de una afición que ya ha anunciado varias iniciativas de protesta.
Desde la grada, una enorme pancarta señalaba "nosotros somos el jugador número 12; ¿dónde están los otros 11?". Y otra decía "Lo peor en 101 años". Noche de pitos y pañuelos contra el palco para castigar la mala gestión deportiva, y contra el césped para reprochar a los futbolistas su pobre nivel de juego y su escaso compromiso a lo largo de la temporada. Los aficionados han aplaudido las acciones del Getafe, que se adelandó en el marcador a los pocos minutos, hasta finalizar con el empate a tres tantos.
Además, la afición ha esperado a los jugadores cuando ha finalizado el partido para increparles y se han tirado varias bengalas y bombas de humo como reivindicación.
Como aperitivo, esta mañana Son Moix ha amanecido con dos muñecos vestidos de bermellón colgando de la cubierta del estadio simulando un ahorcamiento. Empleados del club los han retirado de inmediato, al tiempo que han tenido que afanarse para borrar las pintadas contra la directiva y los jugadores que había en la grada y en uno de los banquillos.
Ha sido el último partido del Mallorca bajo el paraguas de la LFP y también el último con la camiseta bermellona de la mayoría de jugadores de la actual plantilla. Muchos no continuarán por haber cumplido con su contrato y otros porque sus salarios son inviables Segunda B. El futuro de Sergi Bajuan es una incógnita, pero lo más probable es que de cara a la próxima temporada haya un relevo en el banquillo.