Cuatro años después de literalmente colapsar tras el lanzamiento simultáneo de una trilogía de discos que llevó al grupo al límite de su resistencia -y al vocalista y guitarrista Billie Joe Armstrong a rehabilitación por alcohol y drogas-, Green Day están oficialmente de vuelta con las caras lavadas y ni rastro de legañas en sus cuarentones rostros.
Este recobrado frescor en el que no tienen cabida las migrañas mañaneras ha llevado al trío de Berkeley (California, Estados Unidos) a encontrar un renovado vigor en su nuevo álbum, 'Revolution Radio', a la venta desde este viernes con una colección de composiciones con un denominador común: son directas, son frenéticas, son punk rock. Son Green Day.
Tres tipos, en definitiva, que tras encontrar nueva vida en ambiciosos y épicos discos conceptuales rebosantes de ópera-rock como 'American idiot' (2004) y '21st century breakdown' (2009), se estrellaron contra sí mismos con la mencionada trilogía de 2012 bajo el brazo. Y por eso, resetearon y volvieron a la casilla de salida. Más o menos.
Más o menos porque, claro, nunca más volverán a ser los adolescentes alocados de su debut '39/Smooth' (1990), ni los muchachos sobrepasados por el éxito planetario de su continuación de 1992, 'Dookie'. Pero sí hay paralelismos en los Green Day actuales y los de 'Insomniac' (1995) y 'Nimrod' (1997), pues en ambos casos se trata de no perder el control y encontrar de nuevo el camino correcto.