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Grave crisis de gobierno en Balears

sábado 01 de abril de 2017, 03:00h

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La crisis desatada en el seno del Govern de les Illes Balears tras el cese/destitución de la consellera de Transparencia, Cultura y Deportes, Ruth Mateu, por los contratos otorgados por las consellerias gestionadas por Més a quien fuera jefe de campaña de Més per Mallorca en las elecciones autonómicas de 2015, Jaume Garau, amenaza seriamente la estabilidad del Ejecutivo. Ayer por la tarde y tras una asamblea de la formación de Ruth Mateu, Més per Menorca, el coordinador de la formación, Miquel Àngel Maria, se mostró muy crítico con la forma de gestionar la crisis por parte del Govern y anunció que, además de renunciar a nombrar una persona que sustituya a la consellera cesante por las “continuas deslealtades” del Govern, se estaban pensando incluso pasar a la oposición. Por supuesto, son los propios miembros de Més per Menorca quienes apuntan a que su compañera Ruth Mateu es una cabeza de turco y ha tenido que asumir responsabilidades por una crisis que solo afecta a Més per Mallorca y que ellos no han provocado ni de la que se consideran responsables.

Més per Menorca apunta a que son otros quienes deben asumir sus responsabilidades

Así pues, el cortafuegos establecido por la presidenta del Govern en la hasta ahora consellera de Transparencia, no parece que vaya a tener la eficacia prevista, pues incluso Més per Menorca apunta a que son otros quienes deben asumir sus responsabilidades. También otras fuerzas políticas han exigido más dimisiones. La situación política del vicepresidente Biel Barceló y la del conseller de Medio Ambiente, Agricultura y Pesca, Vicenç Vidal, parecen insostenibles y más aún cuando desde su partido se ha anunciado la expulsión de Jaume Garau, pero nada se ha dicho de adoptar ninguna medida similar a quienes decidieron contratarle, aparentemente para retribuir su trabajo como director de campaña.

La exigencia ética de los líderes de Més ha sido tan alta con otras formaciones políticas y en otros casos de irregularidades, que ahora no es posible liquidar el asunto con la dimisión de únicamente una de las conselleras afectadas, porque hay otros que obraron de igual modo que ella, pero no dimiten. Sin embargo, ya se pone en juego la estabilidad del Govern, pues solo están bajo su control 20 diputados de los 59 que componen la cámara autonómica, lo que no permite adivinar cómo acabará este episodio tan lamentable y tan comprometido con una formación, Més, que se erigió en adalid de la honestidad y de la ética política, y ha acabado incurriendo en un comportamiento poco edificante como es regar con dinero público a un militante de su partido.