¡Gracias, bomberos!
martes 04 de noviembre de 2014, 13:06h
Ante tamaña avalancha de noticias de complicada digestión y de dudosa positividad, he tomado la sabia decisión de rendir un sentido homenaje al Cuerpo de Bomberos. Debo aclarar que no me ha pasado nada, que no he sufrido ningún incendio o que –también afortunadamente- no he sido rescatado del interior de un vehículo descuajaringado; de momento me siento ileso de cualquier percance y toco madera.
Por otra parte, no he esperado la celebración del Día Internacional del Bombero que en cada rincón del mundo festejan a su antojo y atendiendo el fervor de infinidad de santos, entre los que se cuentan San Juan de Dios o San Florián, iconografiado este último tirando un cubo de agua sobre una pequeña llama (de fuego; no la bestia andina).
Así pues, permítanme que desahogue mis sinceros loores sobre los hombros de este colectivo universal que, con coraje y abnegación, lucha constantemente para detener sufrimientos que aparecen por doquier, ya sea de la mano de la cruel Naturaleza o bien por causa de la nefasta mano del hombre (o incluso, a veces, de la mujer).
Mi admiración por el árduo trabajo que realizan estas personas es total y absoluta, sin reservas de ningún tipo: son gente valiente, con total dedicación directa a la sociedad; son humanos anónimos –aunque se llamen Bartolomé o Jacinta- que se juegan, a menudo, la vida ofreciéndose sin ningún ánimo de lucro (más que su triste sueldo) a solucionar problemas más que inmediatos, urgentes, que requieren una atención de forma ágil y profesional y que, encima, suelen tener buenos conocimientos de materias tales como arquitectura, medicina, cerrajería, medio ambiente, etc.
Quede claro, pues, que a través de este simple artículo manifiesto todo mi agradecimiento –aunque hoy no venga a cuento; me da igual- a todos los bomberos que circulan por el mundo, ya sea en Kuala Lumpur o en Manacor.
¡I love you, bomberos!