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Gerontocracia antidemocrática

martes 02 de abril de 2024, 05:00h

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Estados Unidos: presidente Joe Biden, 81 años; expresidente, candidato y posible nuevo presidente Donald Trump, 77; Rusia: presidente Vladímir Putin, 71; China: presidente Xi Jinping, 70; Turquía: presidente Recep Tayyik Erdogan, 70; Brasil: presidente Luiz Inácio “Lula” da Silva, 78; India: presidente Narendra Modi, 73; Sudáfrica: presidente Cyril Ramaphosa, 71; Indonesia: presidente electo Prabowo Subianto, 72; Malasia: primer ministro Anwar Ibrahim, 76; Irán: Líder supremo Ali Jamenei, 84; México: presidente Andrés Manuel López Obrador, 70; Arabia Saudí: rey Salman bin Abdulaziz, 88, primer ministro y príncipe heredero (y auténtico poder político) Mohammed bin Salman, 38.

Estos son los máximos mandatarios de los tres países más poderosos del planeta y de los principales estados considerados emergentes. Con excepción de la Arabia Saudita, en la que el auténtico poder es ejercido por el príncipe heredero y primer ministro de 38 años, el resto tienen todos más de 70 años, una auténtica gerontocracia.

La situación es diferente en Europa y otros países desarrollados. Alemania: canciller federal Olaf Scholz, 66; Francia: presidente Emmanuel Macron, 46, primer ministro Gabriel Attal, 35; Italia: primera ministra Giorgia Meloni 47; España: presidente del gobierno Pedro Sánchez, 52; Unión Europea: presidenta de la comisión Úrsula von der Leyen, 65; Reino Unido: primer ministro Rishi Sunak, 43; Canadá: primer ministro Justin Trudeau, 52; Australia: primer ministro Anthony Albanese, 61; Nueva Zelanda: primer ministro Christopher Luxon, 53; Japón: primer ministro Fumio Kishida, 66.

En el caso de los principales países europeos, del mundo anglosajón y Japón no hay ni un solo dirigente que llegue a los 70, situación inversa a la de las tres superpotencias mundiales, EE.UU., Rusia y China y los países emergentes mencionados. Hay una característica, en cambio, que es muy similar en ambos casos: con la excepción de Giorgia Meloni y Úrsula von der Leyen todos son varones.

Por supuesto que no es la edad sino las capacidades personales y el resultado de su actuación en el cargo lo que se debe ponderar al juzgar la acción de gobierno de los políticos, Dios nos libre del edadismo, pero que gran parte, la mayor parte, del poder del mundo esté en manos de personas de más de 70 años no parece que sea el escenario más favorable para el futuro del planeta. Como tampoco lo es, aún menos, que la práctica totalidad sean hombres. El mix de edades de los gobiernos europeos, con mayor presencia femenina, parecería una alternativa más saludable.

Con todo, más que la edad, lo verdaderamente preocupante es la orientación política de la mayoría de los países y dirigentes involucrados. Con escasísimas excepciones, Estados Unidos, y si gana Trump ya veríamos la deriva que sucedería, y Brasil, el resto son o directamente regímenes autocráticos o totalitarios, aunque algunos mantengan simulacros de elecciones, o países en los que la democracia se ha deteriorado por el control unipersonal, caso de Turquía, o por la corrupción y el narcotráfico, caso de México, o por el dominio absoluto de un partido hegemónico que acaba controlando todos los resortes del poder, caso de Sudáfrica y la India.

Hace unos días el periodista John Carlin en una entrevista televisiva afirmaba que: “en unos meses el mundo podría estar en manos de dos chiflados”, refiriéndose a Putin y a una hipotética reelección de Trump en las elecciones estadounidenses del próximo noviembre. Ciertamente el escenario de Trump de vuelta a la Casa Blanca con cuatro años por delante y Putin recién reelegido por otros seis años es, cuando menos, preocupante, incluso inquietante, pero resulta alarmante si se añade el conjunto de países de importancia creciente que no tienen respeto por las normas ni los derechos humanos y están dirigidos por una gerontocracia antidemocrática.

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