En un país con frecuentes actitudes machistas, en el que se suceden los casos de violencia de género y en el que una mujer debe trabajar casi 90 días más al año para ganar lo mismo que un hombre, ha tenido lugar un hecho protagonizado por unas niñas que, sorprendentemente, ha pasado casi desapercibido. Me refiero a un club de fútbol femenino, formado íntegramente por chicas de edades comprendidas entre 12 y 14 años, que ha hecho historia en Lleida, arrasando en la categoría de Infantiles. La misma en la que tuvimos el triste espectáculo, en forma de batalla campal, entre el Alaró y el Collerense.
Las diferencias de puntos entre este equipo respecto al segundo clasificado y los goles conseguidos por la pichichi de la liga, por supuesto de ese equipo, otorgan la supremacía absoluta a este equipo.
El entrenador es el único hombre del equipo y ha sido el artífice de estos números. Éste será el argumento al que se agarrarán los más machistas. Su papel ha sido muy importante porque ha sabido compensar con estrategia el déficit de fuerza física que fisiológicamente diferencia a los varones a partir de esas edades.
Me gustaría que a los niños de los 14 equipos que han quedado peor clasificados, recibieran una lección de vida y de humildad, constatándose que niños y niñas tienen las mismas oportunidades a la hora de competir. No deberían ser objeto de burla de ningún desaprensivo por el hecho de haber perdido ante niñas. Han perdido contra otro equipo mejor preparado, sin más.
Una mayor dosis de feminismo no le vendría mal al fútbol actual, cargado de testosterona en los últimos días, con amaños de partidos y peleas de niños y padres.
Espero que cambien las decimonónicas reglas de la Federación Española de Fútbol que no permiten competir chicos contra chicas, a partir de la categoría de infantiles, y podamos ver a estas cracks dentro de diez años, triunfando. Quizá estemos ante una “Leonarda Messi” o “Cristina Ronaldo” del futuro. Por lo menos en su categoría, han demostrado serlo. A buen seguro, los valores femeninos harían más humildes este deporte y fomentarían el juego limpio. Además, sería una experiencia interesante por y para la defensa de la igualdad de género y seguramente traerían valores muy positivos que beneficiarían al fútbol en general.
Al igual que fue positiva la entrada de mujeres en puestos directivos en empresas, terrenos tradicionalmente dominados por hombres. Según un reciente estudio del Peterson Institute for International Economics, contar con, al menos, un 30% de mujeres directivas aumenta los beneficios de la compañía un 6%. El fundador de los microcréditos también lo tenía claro: solo prestaba dinero a mujeres que eran más prudentes a la hora de hacer negocios y con un mayor compromiso para devolver la deuda.
El camino hacia la igualdad es largo pero necesario. Quizás la hazaña de estas chichas de Lleida ha servido para mucho más que para obtener un trofeo. Quizá ha llegado el momento de abrir el debate de la segregación por género en el mundo del deporte y eliminar las categorías Masculina y Femenina o añadir, si se quiere la categoría Mixta. ¿Por qué no pueden competir en partido oficial Rafa Nadal contra Serena Williams en tenis? A buen seguro que sería un duelo atractivo. Otro caso que sería interesante ver es qué hombre tiene bemoles de ganar a Carolina Marín, campeona mundial de bádminton.