Fútbol y fiesta

Si pudiéramos sustraernos a los fastos propios del día, algo que dificulta el propio club desde sus propietarios hasta el último de los miembros de la comisión procentenario, diríamos que, pese a su magnífica clasificación y el hecho de no haber perdido a lo largo de las doce últimas jornadas, el Real Oviedo fuera de casa no es tan fiero como le pintan. De hecho arrastra un dato muy elocuente ya que la mitad de los equipos de la categoría, han encajado menos goles que los asturianos en sus respectivos desplazamientos. Una defensa vulnerable que contrasta con la firmeza que muestra en el Nuevo Carlos Tartiere, donde sólo ha perdido un partido. El Leganés, líder actual, ninguno.

Por desgracia en el Mallorca no hay nadie indiscutible. Pereira es perfectamente prescindible, igual que Oscar Díaz y Oriol, mientras que me temo que Coro ya no cuenta para nada. Sorprendentemente si lo hace Arana, en una temporada acorde con el vía crucis de su carrera lastrada por las lesiones. Ya veremos si Fernando Vázquez arranca con los mismos que iniciaron el lance frente al Nastic, con Campabadal en el lateral izquierdo, o mejor se inclina por los que terminaron aquel partido.

No es buena noticia que haya que llenar el campo a base de paella y entradas a un euro, síntoma inequívoco de que ni el equipo ni el club tienen suficiente tirón. Y, la verdad, tampoco sería bueno desviar la atención hacia Sarver, Nash y Goldberg o la incógnita de si veremos a Toni Tugores en funciones de delegado o de organizador de festivales. En fin, que impere la compostura y no vaya a ser que, por desinformación veamos a los americanos saltar en el palco como Maheta Molango en su debut.