El sábado, los seguidores del Mallorca vivieron una de las noches que pasarán a ocupar un lugar en la memoria del club. La victoria contra el Real Madrid, en partido de Liga y en casa, llegó en uno de los momentos más delicados para los de Vicente Moreno.
El equipo, recién ascendido esta temporada, ocupaba puesto de descenso en el momento de recibir al líder de Primera en Son Moix. El resultado no pudo ser más beneficioso para los bermellones que, tras un tempranero gol de Lago Junior, consiguieron dejar su portería a cero y salir de los puestos de descenso. Tras este tipo de episodios, la épica siempre acaba formando parte del imaginario colectivo de la afición, por lo que una vez acabado el partido poco importan los detalles del juego, las opciones fallidas del contrario, las decisiones arbitrales que podrían haber variado el resultado o los interminables 83 minutos del partido que sufrieron los del Mallorca tras el solitario gol de Lago Junior. Al final, solo queda la victoria del Mallorca sobre el Madrid.
Por ello es bueno para la afición presentarlo así: que el Mallorca ganó al Madrid; no tanto que el Madrid perdió, como reflejan infinidad de los titulares del domingo. Es cierto que, para los blancos, el resultado tras visitar Son Moix tiene un efecto demoledor como es el de abandonar el primer puesto de la clasificación. Una circunstancia especialmente dolorosa si se tiene en cuenta que quien toma el relevo es el eterno rival culé al que tiene pendiente de visitar en el Camp Nou en próximas fechas -una vez aplazado el encuentro que debía celebrarse esta semana.
La Liga es larga y aún queda mucho sufrimiento por pasar a los seguidores de un equipo que, tras el partido del sábado, tan sólo se pone un punto por delante de la línea que marca los puestos de descenso. Poco debe importar; ahora es momento de saborear la victoria frente al líder, un equipo que, con permiso del Barça, representa el poder económico y deportivo del fútbol español, y que cayó ante un conjunto que hace tan solo dos temporadas batallaba en los campos de Segunda B. Un éxito de Vicente Moreno y de una plantilla comprometida que se recordará durante mucho tiempo.