Fútbol en primer plano

Los resultados positivos lo tapan absolutamente y los negativos sacan hasta la borra acumulada bajo las alfombras y sofás. Y basta poco. Dos victorias consecutivas, el segundo cambio de entrenador y la friolera de seis fichajes, han silenciado toda crítica y remitido al archivo todas las preguntas sin respuesta suscitadas tras la ampliación de capital subscrita en su mayor parte por el empresario norteamericano Robert Sarver. Por ejemplo, seguimos sin conocer si se ha desembolsado el total de los casi veintiún millones aprobados o sólo una parte e incluso en qué ha quedado el limite salarial impuesto por la Liga de Fútbol Profesional después de una compraventa cuya ejecución anunció anticipadamente el propio presidente de la patronal de clubs, Javier Tebas.

De repente y sin apartarnos del mismo hilo, han dejado de interesar las pistas de atletismo de Son Moix, darle la vuelta al campo y negociar con el Ajuntament un canje con el Lluis Sitjar. Ahora el tartán ya no molesta a nadie, la grada móvil permanece como símbolo de un pasado que, aunque reciente, es mejor olvidar, no preocupa si Claassen sigue enfermo, esperemos que no, qué informes se traen entre manos Gálvez y Alfonso, a qué medio de comunicación se encargó la producción de la película del Centenario dirigida por Marcos Cabotá o por dónde anda Miguel Angel Nadal, si baja a trabajar diariamente a Son Bibiloni, donde Molango ocupa su despacho, o no.

En medio de estas ecuaciones indesvelables, el domingo se debe confirmar el cambio de dinámica ante el Ahtletic B. Según uno de los nuevos, Ortuño, es el equipo que mejor juega al fútbol de la categoría. Lo mismo que decía el alemán del Mallorca. En fin, por eso debe ser el colista sin haber ganado más que tres partidos de veintitrés, ninguno fuera de casa y ha marcado sólo once goles. Bueno, al menos durante la semana se habla sólo de fútbol después de cuatro años de atender a otras cuestiones tales como colocar micrófonos en las reuniones del consejo de administración, filtrar documentación interna y la guerra de guerrillas que no se la saltan ni Sánchez o Rajoy.