Saltaba la noticia recientemente de que una empresa había decidido dar más vacaciones a los empleados no fumadores por el hecho de que no precisaban de horario laboral para ir a inhalar humo. Interesado por la noticia, mallorcadiario.com vino a bien realizar una encuesta la pasada semana preguntando a los lectores si les parecía correcta la actuación de la empresa. Por poco pero ganó el sí.
Espero que coincidan conmigo en que la literalidad de la noticia llama la atención: Piala, la compañía de márketing de Tokio a la cual se le ocurrió la idea, no propuso una penalización hacia los trabajadores fumadores por sus pérdidas de tiempo, sino una compensación en positivo para los que no gastan de su horario laboral para echar una caladita. Esto es, en vez de penalizar a quienes, llanamente, ‘pierden un tiempo por el que se les paga por trabajar’ prefieren premiar a quienes, al menos en principio, hacen lo que se indica en su contrato y que es en lo que consiste una relación laboral, esto es, la prestación de un servicio profesional a cambio de un salario. Fumar no suele ser una actividad que pueda entenderse como profesional a no ser que uno sea catador de habanos en una fábrica cubana o director de calidad de una envasadora de semillas de marihuana.
Pues bien, (y aun siendo conscientes de que ser fumador no es sinónimo directo de poco rendimiento) parece que la mini mayoría de los participantes de la encuesta realizada por mallorcadiario también está de acuerdo en el planteamiento realizado por estos japoneses.
Todo ello me recuerda artículos publicados los sábados en este digital por parte de mi apreciado compañero y buen economista José Antonio García Bustos, en los que pone de relieve la pérdida de competitividad que tenemos en nuestra comunidad autónoma. ¿Y por qué lo digo? Porque me llama la atención que más de la mitad de la población encuestada piense que el no fumar puede ser un motivo para tener más vacaciones. Es decir, que si fumamos bien porque usamos tiempo de rendimiento laboral para el vicio, y si no fumamos también bien porque nos dan más vacaciones. El asunto es trabajar lo menos posible. I qui dies passa anys empeny.
Y claro, luego nos lamentamos de que nuestros indicadores económicos no estén acordes a nuestra capacidad y potencialidad.