La vacunación de altos directivos del sistema de salud balear, saltándose el orden de grupos establecido en el plan para la administración de la vacuna contra el coronavirus, ha desatado una agria la polémica, a la vez que ha provocado una profunda preocupación en torno al procedimiento empleado a la hora de inmunizar a la población balear. El episodio, conocido este jueves, ha coincidido, además, con un momento de escasez de vacunas y una reclamación generalizada de incrementar el ritmo de vacunación en la población en general.
La Conselleria de Salut justificó que los gerentes y otros directivos de hospitales como los de Manacor, Inca y Mahón, se vacunaran junto con el personal que trata directamente a pacientes con Covid 19 "porque también están muy expuestos al virus". De la exposición al virus, ciertamente, no escapa ningún ciudadano como lo demuestran los datos que diariamente publica la propia Conselleria y donde se aprecia tanto el elevado índice de mortalidad en las residencias como el incremento de casos positivos en la población en general.
Expuestos al virus, sin embargo, hay muchos otros trabajadores públicos -desde policías a personal de limpieza- como ciudadanos que también se hallan en primera línea de contacto -desde los supermercados a los transportes-. Y todos deben esperar a ser llamados para recibir la vacuna cuando les corresponda. Es injustificable, por tanto, el argumento de la exposición de los gerentes o administrativos por mucho que su labor se desarrolle en un hospital. Simplemente da la impresión de que se han valido de una posición de privilegio para saltarse la cola.
La polémica no es exclusiva de Baleares. Por toda España han cundido casos similares de alcaldes, consejeros, altos funcionarios... que se han vacunado fuera del orden establecido, aprovechándose de su puesto y esgrimiendo las justificaciones más peregrinas -como, por ejemplo, que se lo pidió su equipo o que sobraban vacunas-. En la mayoría de los casos, sin embargo, la polémica ha sido zanjada con ceses, dimisiones o aperturas de expedientes. En Baleares, no.
La situación provocada es tan excepcional que el propio Colegio de Médicos de Baleares ha exigido a los gestores de la sanidad balear y a los representantes políticos que tengan una conducta “ejemplar” e “incuestionable” en la gestión de la pandemia en la comunidad. Cuando menos, debería sonrojar.
El momento es especialmente grave como para aceptar frivolidades de este tenor. Salut debe ofrecer datos precisos sobre las irregularidades que se hayan producido, a la vez que debe garantizar que el orden de vacunación atiende escrupulosamente y en primer lugar a los ciudadanos más necesitados y vulnerables, muchos de los cuales aún no han recibido ni siquiera la primera dosis.